Una voz que
es risa y canto, jolgorio y llanto, como hoja que ondula el viento me mueve,
tan suavemente, tan dulcemente, casi ingrávido al lugar de los abuelos
primigenios: a la casa del viejo Chibcha y a la Mancha donde habita el hidalgo don Quijote. Y preciso justo antes
de fundir las lenguas, y curtir las pieles, suena el tambor. El tamborilero
azteca, maya, inca, quimbaya, nutibara, emberá Chamí anuncia los rituales del
festejo
En el monte
sagrado Olmeca de Chalcatzingo, en el de Huanacauri lugar incaico
para celebrar el Inti Raymi la fiesta del sol, en el pico Orizaba,
las cumbres son hieráticas como lo es también el recodo del Beda – de la casa de los pescados río sagrado de
los embera chamí allí no más en Cristianía hoy como ayer de nuevo Karmata
Rúa; y en Tierradentro,
Tayrona, Guatavita, es hora de martillar, bruñir y repujar el oro. Hora de
fiesta, hora para adornar los templos, esculpir los dioses, para despedir los
muertos. Labores cotidianas en esos montes, montes donde se fabrican sueños. El
Jaibaná, guardador de los misterios mediador ante los dioses, la vida es
sagrada, sagrado es el árbol, el Jaibaná sueña. El Jaibaná canta toma el bastón
emberá y entona sus cantos JAI y los espíritus que vienen de las piedras, las
plantas, el río la montaña ya se acercan, bebe el Jaibaná su chicha, detiene su
canto y danza y empieza la ceremonia. Incomprensible para el hombre de ultramar
la existencia de otras ensoñaciones. El blanco no comprende. Los montes, las
montañas cántaros sagrados surtidores de aguas mágicas nacientes en los
hontanares de las quebradas, los lagos y los ríos, nacidos para regar las
milpas. La naturaleza resguardada A toda hora, allí, en esos recintos sagrados,
hora del festín, hora del culto, de la celebración en los Centros ceremoniales.
La maloca
se ilumina, toda de luz es casa, hogar, templo para el ritual, cielo y tierra, vientre
de la minga, el ombligo del mundo. En la maloca cabe el cosmos. Tiempos de
adoración, tiempos sagrados aquellos, Inti
raimy (la gran fiesta del Cusco). Sol fulgente, divino joven, dios rey del
cielo, de las plantas, del universo
Antes del
encuentro de los abuelos, antes de la fusión
de horizontes, antes del advenimiento, todo, montes y valles, ríos y lagos,
cielo y mar, todo, poblado de dioses, todo, revestido de oro, ofrenda a la
divinidad. Quetzalcoatl serpiente emplumada, ave de las edades, divina
dualidad: Lo femenino y masculino, lo imperfecto y la perfección, movimiento y
quietud. El tiempo circular, el tiempo detenido, el tiempo eterno. Cronos no
habita en esos montes, Kairós el eterno presente la presencia de lo eterno el
momento oportuno de veneración a los dioses. Los mayas maestros del tiempo
terrenal espiral y cósmico. El juego de
los hemisferios, el mito y la razón. Ixchel, señora del arco iris, de la
lluvia, diosa del amor, la gestación, eterno principio femenino. Bochica el
pedagogo mítico de los oficios, las artes y las ciencias. El Zipa cubierto en
oro hace ofrendas a la diosa de la laguna. Karagabí pide a Tutruicá el barro
amasado, el mundo de arriba el mundo de abajo, el poder de la tierra, y nace el
emberá katío, el emberá chamí, el dobida, óibida y eyadiba y
le encargó cuidar el agua, el río, la ciénaga, el bosque, la madre tierra, la
pachamama.
Por altozanos
y laderas, el agua, el viento, la fauna, la flora entonan cánticos divinales, momento
sacro, momento mítico, místico, de éxtasis, de silencio, ascesis suprema, momento
ritual, de veneración, la naturaleza exaltada, diosa de dioses respetada. Las
montañas, todas vírgenes, investidas de sacralidad, albergue de divinidades.
Inti, sol
supremo, la luna, mama killa, esposa
del sol, guardiana
de la noche - estrella tutelar. Yerupajá (blanco
amanecer), monte sagrado. Montañas precolombinas, morada de los dioses y de artemisas aborígenes tan reales como tú,
como aquellas, cultivadas en las entrañas de los bosques paridas anidadas en el
útero silencioso de la noche, ellas, vigilantes de las selvas y de los
sembrados, ninfas centinelas hontanares de luz, protectoras de las fuentes, de
los árboles, de los campos, de los fresnos, del mar, de las ovejas. Ellas son
las cacicas, mama t’allas, comandantas, amazonas, luchadoras libertarias como
tú, cuando irreverente, Anacaona Flor de oro de La española, ultrajada,
ahorcada como aquellas la Gaitana, grito de libertad, Bartolina Sisa La
virreina, Guacolda la de Chile, Apacuana en Venezuela Todas ellas con atuendos
de tules blancos escuderas invitando a la resistencia en custodia de los
templos naturales donde habitan las deidades tutelares de los aires, como tú,
señor cóndor de los andes mensajero de los dioses, como ellos, divinidades extracto
de la tierra, Akbal el jaguar, la lluvia, el quetzal pájaro serpiente el río, el
maíz, la piedra, el árbol, todos ellos, demiurgos, germen de vida, la
naturaleza protegida el petróleo sangre de la madre tierra. Huayra-tata esposo
de la Pachamama, dios señor del viento mensajero del sosiego y la tempestad,
dios andrógino, viento y tierra
La pachamama triste. Un calor insoportable
– calentamiento global, las sequías, los incendios, el nivel del mar
oscureciendo las playas, las especies desaparecidas, el hombre impávido, la
estupidez humana. Todo por el oro. El oso del Atlas ya no canta ni la foca
monje vocaliza, ya no se escucha el rugido del león de melena negra, el alca
grande el gran pingüino dejó de extender sus alas y de danzar y graznar en el
momento antes de la copulación divina. Los glaciares derretidos Las lágrimas de
la pachamama compungida. No es ella la de los tsunamis
Ayer, montañas
sólidas, principios sólidos, hoy, morales volátiles, líquidas al precio del oro,
moral bursátil, como volátiles los objetos, el hombre cosificado, los valores
al garete de la subasta.
Hierofanías,
el mundo, el cosmos, ellos, tú y yo, el arroyo, el aire, la selva, natura,
somos uno, la vida es sagrada Sobremodernidad informe, desacralizada, sin
atadura al tiempo, al espacio. Occidente sin oriente.
La quena
viaja por el rincón americano, recoge en cuencos la palabra de los abuelos de
rostros perennes de los abuelos de caras eternas, de caras blancas. Hijos del viento, de la aurora, del
crepúsculo que nace donde muere el río,
lugar de asomo a la esperanza
Capac no ha
muerto, Monteczuma no ha muerto, Atahualpa no ha muerto, ni el Wayuu ni el U’wa, ni nuestros hermanos mayores custodios del mundo los Mamos han muerto. Tampoco el Chamí ha
muerto, con sus tres mundos vigila y protege la tierra, el río, el mar, el
cielo: en el de arriba – bajía – habita
Karagabí creador del hombre y de todo
cuanto existe guardián del agua y la reparte. En el mundo de los humanos – egoró – viven los Émberá. Y en el de abajo – aremuko
– nace el Jaibaná sabio cantor
que invoca a los espíritus allá reunidos con Tutruica dios del mundo dador del barro. El Chamí no ha muerto
El petróleo
no es oro negro, es sangre de la pachamama
no lo extraigas, déjalo ahí, un fósil agotable, tómala del sol. El
Popol Vuh, Principio del aborigen el Chilam Balam el que profetiza el libro del
jaguar, Bachué madre originaria, diosa de los riachuelos y manantiales. la
diosa Bachué, náyade amerindia, venias al agua
1492, ¡llegó
Cervantes!, enriquecida la palabra. Hay destellos luminosos… y oscuros, muy oscuros en ese choque. Encuentros
dispares, encuentros coitales, copuló la noche, brotó la esperma, ovulación
mestiza, zamba, mulata, bellas las pieles indias, las pieles blancas, las
pieles negras, las pieles ahumadas, pieles negroides como dijera el brujo de
Otraparte. Hermosas, amasadas en el barro, cobrizas esas pieles de bronce, las
que se curtieron.
1492. Llegó
también la espada y la cruz, los vientres reventados. El oro de los dioses,
saqueado, la tierra europeizada, los templos destruidos, las creencias, las
costumbres, las mujeres violadas. El indio ignorado, vapuleado, lleva siglos,
la resistencia, la minga continúa su clamor, los llaman terroristas, o si no
incivilizados. Ayer y hoy continúa el irrespeto a su ley de origen su sabiduría. Cuéntales tú, Padre De las casas, cómo,
no
han hecho hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas,
angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las estrañas. Gracias Fray Bartolomé por
poner al descubierto en La brevísima
relación de la destrucción de las indias, el genocidio, la matanza, el holocausto.
¿Fue un
descubrimiento? NO – un genocidio SÍ, una invasión TAMBÍEN – Ya estaban aquí en
su territorio de abya yala,
custodiando los bosques, cuidando el agua, venerando al jaguar a la serpiente, al
quetzal, cultivando la milpa, el fríjol, el ayote. La otredad perdida – No
tienen alma dijeron ellos. Se llevaron el oro pero no el rocío desvanecido con
los primeros rayos ni el canto al amanecer hecho plegaria en acción de
gracias a la madre tierra, al padre sol,
a la diosa luna, al río virgen recién llegado de la montaña con misivas de la
cosecha. No tienen alma dijeron ellos.
Alau, en lengua quechua: alarido, dolor intenso, aullante. Alau por el
amauta degollado, sabio maestro. Un alau
por el Ayllu destruido, la célula
familiar desaparecida. Colcampata, campo
consagrado al sol, devastado. Gran Inti... saqueado, alau. Canten Haravicus en
versos incanatos el alau de sus gentes.
Nosotros,
poetas, de aquí, de allá, de hoy, de ayer, de siempre, que oímos el lenguaje
del trueno, cantemos sus sueños, sus clamores, sus proclamas, sus quejas.
Porque, lo que queda lo cantan los
poetas, tú san Hölderling. Y cántanos tú Netzahualcoyotl
“ lo
que dice el ave roja de los dioses”. Un alau por el
hillu aca y por la Waka alau.
Mitimaes: enviados a la muerte, alau,
alau. Lo que queda es el silencio, el canto del poeta.
El garrote
a Atahualpa retumba, desde aquí restalla, estremece siglos, Tan… tan… tan…ese
golpe penetra en las entrañas de los tiempos, arranca gritos a las vísceras de
la tierra, alau, alau. PACHAMAMA -
PACHAMAMA – madre ultrajada. ¿Dónde el ser supremo, dónde PACHACAMAC?, ¿dónde
lo sagrado? Todo por el oro, el afán de la conquista, el afán del territorio –
¡esa condición humana!
Ellos, los de estas tierras, el inca, el maya, el azteca, el chibcha,
el caribe, el emberá chamí, el mamo, el arhuaco, el kogui, aquí estaban, aquí
están: aquí están forjando historia, custodiando el mundo. Siempre la han tenido, tienen ALMA mensajera de
otras visiones, otros atisbos, otras vislumbres que el hermanito menor no
avizora. En ese encuentro, un centellear de múltiples mundos nuevos, cuna de relámpagos,
rayos y centellas. Un asombro recíproco, de encuentros y desencuentros: Maravilloso
el regalo de la palabra, de la nueva palabra, horrenda la execrable profanación,
el perenne olvido de la otra.
Bello el
poema inca en la labranza, en los tiempos de luchas y de esperanzas sembrando
la semilla: el son musical engalana el campo, las voces indígenas cantarinas desmenuzan la tierra, brota el
germen, vigilan el cultivo, recogen el fruto, bellos los cantos indios: -
“!Ayau jailli!. ¡Ea el triunfo!, !Ayau jailli! “!Kaika thajilla, kaika suka! !He aquí el arado y el triunfo” ¡Kaika maki; kayka junpi! !He aquí el
sudor y la mano![1]
A esa cosa la llaman progreso y mire: los árboles talados, la explotación
minera y la tierra contaminada y los combustibles fósiles en proceso de
agotamiento; las basuras en los ríos en los mares en las lagunas, todo
desacralizado, el calentamiento global, los glaciares derretidos, los campos
destruidos. La ambición del blanco bebe en su propio cataclismo. La naturaleza
en desamparo besa la maloca. El indígena se conmociona, la compadece, la
protege. Por su rostro resbalan lágrimas.
Por el cono
americano surcan molinos de viento, rompen con sus aspas el aire turbulento. Ellos
son los hermanos mayores. En
la quena viajan los ancestrales ecos...
ecos... ecos... clon las enseñanzas de los sabios maestros. El aborigen no ha
muerto, no ha muerto
Alau Alau Alau
Alau Alau Alau
Alau Alau Alau
Alau Alau Alau
Alau Alau Alau
[2] Vocabulario de palabras indígenas – Louis Baudin
en “ El imperio socialista de los INCAS”
Aca: Bebida
indígena hecha de granos de maíz que, una vez mascados por mujeres y ancianos,
eran
echados en agua, de procedencia preferentemente
pantanosa, y luego guardados en tiestos para su fermentación. Chicha
Raimy: Bebida
indígena hecha de granos de maíz que, una vez mascados por mujeres y ancianos,
eran echados
en agua, de procedencia preferentemente pantanosa, y
luego guardados en tiestos para su fermentación. Chicha
Ayllu:
Organización social andina del inkanato. Constituyó la célula fundamental,
formada por el conjunto de
descendientes de
un antepasado común. Se remonta a más de 3,000 años.
Alau: Alarido,
dolor intenso, aullante
Amauta: Sabio
intérprete del soberano – sabio maestro
Colcampata:
Campo consagrado al sol
Inti: Dios sol
Haravicus:
Poetas encargados de celebrar en las fiestas Las Virtudes de los antepasados,
la gloria del Soberano o amores
Imaginarios
Hillu:
Palabra que significa alimento
Huaca-Waca:
Sagrado – lugares y objetos sagrados - Término por el que los indígenas
designaban Todo aquello que salía de lo común y que
Consideraban sagrado por su procedencia
divina
Huaira:
Viento – veloz como el viento
Pachacamac:
Ser Supremo, de carácter abstracto
Mitimaes:
Palabra derivada del quichua (mitmak), que quiere decir “hombre enviado a otra parte”
Ayau
jailli: ¡Ea el triunfo!
Quena:
Flauta vertical de hueso o caña
Yerupajá:
El Yerupajá, que en quechua significa blanco amanecer ( Yuraq, blanco;
Pajaj amanecer) ha sido por mucho
tiempo una montaña sagrada para la etnia Yarowilca (la montaña era el Pakarina
o Apu de este pueblo andino, nombres que en quechua denotan el lugar
donde habitaban los dioses). Pero no sólo es con los pueblos originarios de
esta zona de la cordillera de los Andes que la montaña tiene una relación
importante. El Yerupajá es sin lugar a dudas una de las montañas más
impresionantes de los Andes, lo que ha atraído la atención de muchos
montañistas modernos
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