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domingo, 15 de diciembre de 2013

LA ÚLTIMA SURREALISTA Por Raúl Izaguirre.




Acaba de cumplir 85 años pero ya no escribe por culpa de una cruel dolencia. Su trayectoria se despliega por 40 años de poesía argentina. En 2014, se prevé la publicación de sus obras completas.

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Hace dos días –el 16 de julio de 2013- la poeta surrealista Carmen Bruna cumplió 85 años. Pero, lamentablemente, desde hace dos años, Carmen no escribe más. Víctima de un cruel ACV hemorrágico yace postrada en su departamento de Palermo, atendida solícita y cariñosamente por sus tres enfermeras y sus dos hijas: Irina y Magalí. Al decir que no escribe más debe entenderse que ya no transmite poemas a eventuales lectores. Sin embargo, hablando en voz muy baja, sonríe y en el inescrutable laberinto de su cerebro deseamos creer que reside siempre en estado mágico de absoluta poesía.

Carmen Bruna nació en Quilmes (provincia de Buenos Aires) el 16 de julio de 1928, hija única de un matrimonio de inmigrantes italianos: Oreste Zucarelli y Carolina Pagella. En 1955 se recibió de médica con diploma de honor y ejerció su profesión desde 1956 hasta 1969 en diferentes pueblos, localidades y ciudades del país: (San Carlos, Salta), Junín de los Andes (Neuquén), Concepción de la Sierra (Misiones) y San Carlos de Bariloche (Río Negro).

Su primer libro “Bodas”, prologado por el poeta Juan José Ceselli, se editó en febrero de 1980 y recibió el Premio Lorraine, instituido por la renombrada Librería El Lorraine, de Pedro Sirera. A partir de 1982 perteneció al grupo surrealista “Signo Ascendente”. También ha publicado otros 5 títulos: “Morgana o el espejismo” (Signo Ascendente, 1983), “La diosa de las trece serpientes” (Filofalsía, La Brujutrampa, 1986), “Lilith”, (Signo Ascendente, 1987), “La luna negra de Lilith” (Libros del Empedrado, 1992) y “Melusina o la búsqueda del amor extraviado”, “Libros del Empedrado, 1993).

Fue incluida entre los poetas argentinos seleccionados por Jorge Santiago Perednik para la antología Nueva Poesía Argentina (Calle Abajo, 1989). Participó en las ediciones 1996, 1997 y 1999 de la Antología del Empedrado. Colaboró en las revistas de poesía “Norte” (México) y “Maldoror” (Junín, provincia de Buenos Aires). Fue seleccionada por Penélope Rosemont para “Surrealist women, an international anthology”, editado por la Universidad de Texas (Estados Unidos. 1998) Fredo Arias de la Canal le dedicó el libro “Antología de la poesía cósmica, tanática y alucinógena de Carmen Brunda”, (Frente de Afirmación Hispanista, México 2004).


La hermana de Caín

El 4 de marzo del 2011 el poeta colombiano Raúl Henao le realizó una memorable entrevista publicada luego en varios medios periodísticos con el sugestivo título “Entrevista a Carmen Bruna, la hermana de Caín”. En el comienzo de su nota dice Henao: “En Colombia oímos hablar por primera vez de Carmen Bruna en uno de los últimos números de la revista Maldoror que en Junín, Argentina, publicaba el poeta Rodolfo Álvarez. A renglón seguido leímos una hermosa presentación suya de Juan José Ceselli, quizás el más secreto y desconocido de los integrantes del grupo surrealista argentino - década de los 30 y los 40- liderado por Aldo Pellegrini, de ingrata memoria para cuanto coplero versificador merodea hoy en día a la sombra del poder cultural en el continente iberoamericano. Desde entonces hemos venido familiarizándonos con su obra de áspero y vigoroso hábito intelectual… que a despecho de los propios lectores de poesía, permanece ajena a todo regusto o dictado puramente esteticista. Entre la máscara y la transparencia, esas dos opciones que según Lezama Lima, le quedan al poeta para hacerse invisible y dejar que su obra hable por él… Carmen ha elegido, sin duda, la de la transparencia, pero la de esa transparencia que dejan a su paso los tornados y las tormentas y que sólo por momentos nos permite adivinar la luna negra y melancólica, celebrada en la antigüedad por las ménades y coribantes del cortejo lujurioso de Dionisios. A contramano de las tendencias poéticas predominantes en la Argentina actual (y en el resto del continente), donde poetas que dicen haber superado todos los ismos y tendencias literarias de vanguardia (cuando en realidad encubren un vacío moral y conceptual aunado a una pedantería insondable) vuelven a poner de moda el soneto y la rima o cultivan actitudes formalistas y exterioristas sin arraigo en la vida… Carmen Bruna continúa guardándole fidelidad a los temas y mitos surgidos en plena atmósfera romántica y luego retomados por el simbolismo y el surrealismo, en permanente antítesis o antagonismo con el mundo moderno y posmoderno. Carmen Bruna, pues, reivindica en su poesía ese corazón que desconoce la razón con sus fórmulas y recetas prestadas al obituario académico y, al estilo de otros poetas-médicos como ella, Gotfried Benn o Williams Carlos Williams… prefiere escribir en carne viva, con esa lucidez hiriente que no quiere curarnos del vicio de vivir”.

La obra poética de Carmen Bruna ha sido traducida a cinco idiomas: portugués, inglés, italiano, francés y alemán.


Obras en prosa

Con su nombre y apellido real la doctora Bruna Carmen Zucarelli es coautora del libro “Diccionario mapuche español”, junto con los escritores Marisa Malvestiti, Raúl Izaguirre y Jorge Nahuel. Las notas de su autoría son: “La cultura mapuche”, “El cine de Jorge Preloran” e “Intento de integración de los mapuches y su cultura a la comunidad nacional”. Este título editado por Caleuche, cuya primera edición data de julio de 1999, lleva cinco reimpresiones; la última con fecha de catalogación en el mes de enero de 2008.
Editorial Caleuche comunica, asimismo, que con fecha tentativa para marzo de 2014 publicará la Poesía completa de Carmen Bruna.



Nostalgia de San Carlos (“Bodas”, 1978)

Desciendo en mi última encarnación
al río profundo,
pero no sé nadar,
me ahogarán
una frugal tibieza de camalotes estivales,
un arroyo de sol espectral entre las piedras
que conocen la humedad de los pétalos del iris
frescos violados, vaporosos de sal;
ojos de puma en celo, luces malas detrás del cementerio
y perdidos cariños trastrocados en odio cotidiano
¡ay tesoro escondido del Zorrito!
tembladeral de luna en plenilunio;
ya se acabó el amor ciclamor de las hogueras,
el resentimiento es como la flor de la cebolla,
un manojo de pétalos verdosos
que sollozan inconsolables en el abismo,
el capullo del mal aniquila nuestras esperanzas,
el sueño pesado que nos acoge
lo navegan las criaturas de un solo y pálido ventrículo
los moluscos claveles con ramos de centellas
atrás quedaron,
las vicuñas sedosas, el carnaval tronante.
Luciano presagioso acarreando sus años
en litera fantasma



A Juan L. Ortiz

 ¿Dónde estás Juan L…, donde tu magia viva de lilas transparentes
dónde tu suave gesto, tu voz pausada,
esa mirada dulce de remotas colinas,
esa tu alma inocente de enredaderas rosas trepando los desiertos
el río de jazmines amarillos mordiendo las crecientes,
esos amores cálidos que dejaste en la tierra?
¿Dónde ese ángel apenas dibujado en los sauces dormidos
y ese dios desmayado que caía en la lluvia eternamente,
dónde la sutileza de tu largo espectro consumido?
¿Dónde tu alma perdida, crucificada en la piel del naranjo
la paloma quejosa y la luna solitaria de los campos?
¿Dónde Juan L. el suspiro de los espinillos y de las mimosas en el otoño,
tus infantiles alas,
las nubes de oro flotando en los arroyos
y el desvanecimiento de los gemidos que pasaron
como gotas de agua entre los tréboles silenciosos?


Alejandra Pizarnik

De cuántos veranos has muerto,
iluminada imagen de ti misma
de los silenciosos poemas de la tierra de nadie
de la falta de costumbre y del gemido del abandono.
Yo te amé y te perdí,
mi lejanía perteneció a los viajes,
al embrujo compartido del polen,
a las doradas algas,
a las cerezas de los locos y a la turbia belladona.
En el fondo del pozo como una ausencia de licores
o una fuente suspendida,
manando del centro de la pupila de los muertos,
te fuiste sin que yo pudiera
¡oh “ángel harapiento”!
besarte de nuevo.
Llegaste a las moradas
donde se bebe un manantial de graves mariposas,
te atreviste a franquear el abismo
a derribar las normas,
a desafiar la muerte con tu única vida peligrosa
de párpados desnudos y quemados.


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