Acaba de cumplir 85 años pero ya no escribe por culpa de una cruel dolencia. Su trayectoria se despliega por 40 años de poesía argentina. En 2014, se prevé la publicación de sus obras completas.
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Hace dos días –el 16 de
julio de 2013- la poeta surrealista Carmen Bruna cumplió 85 años. Pero,
lamentablemente, desde hace dos años, Carmen no escribe más. Víctima de un
cruel ACV hemorrágico yace postrada en su departamento de Palermo, atendida
solícita y cariñosamente por sus tres enfermeras y sus dos hijas: Irina y
Magalí. Al decir que no escribe más debe entenderse que ya no transmite poemas
a eventuales lectores. Sin embargo, hablando en voz muy baja, sonríe y en el
inescrutable laberinto de su cerebro deseamos creer que reside siempre en
estado mágico de absoluta poesía.
Carmen Bruna nació en
Quilmes (provincia de Buenos Aires) el 16 de julio de 1928, hija única de un
matrimonio de inmigrantes italianos: Oreste Zucarelli y Carolina Pagella. En
1955 se recibió de médica con diploma de honor y ejerció su profesión desde
1956 hasta 1969 en diferentes pueblos, localidades y ciudades del país: (San
Carlos, Salta), Junín de los Andes (Neuquén), Concepción de la Sierra
(Misiones) y San Carlos de Bariloche (Río Negro).
Su primer libro
“Bodas”, prologado por el poeta Juan José Ceselli, se editó en febrero de 1980
y recibió el Premio Lorraine, instituido por la renombrada Librería El
Lorraine, de Pedro Sirera. A partir de 1982
perteneció al grupo surrealista “Signo Ascendente”. También ha publicado otros
5 títulos: “Morgana o el espejismo” (Signo Ascendente, 1983), “La diosa de las
trece serpientes” (Filofalsía, La Brujutrampa, 1986), “Lilith”, (Signo
Ascendente, 1987), “La luna negra de Lilith” (Libros del Empedrado, 1992) y
“Melusina o la búsqueda del amor extraviado”, “Libros del Empedrado, 1993).
Fue incluida entre los
poetas argentinos seleccionados por Jorge Santiago Perednik para la antología
Nueva Poesía Argentina (Calle Abajo, 1989). Participó en las ediciones 1996,
1997 y 1999 de la Antología del Empedrado. Colaboró en las revistas de poesía
“Norte” (México) y “Maldoror” (Junín, provincia de Buenos Aires). Fue seleccionada por
Penélope Rosemont para “Surrealist women, an international anthology”, editado
por la Universidad de Texas (Estados Unidos. 1998) Fredo Arias de la Canal
le dedicó el libro “Antología de la poesía cósmica, tanática y alucinógena de
Carmen Brunda”, (Frente de Afirmación Hispanista, México 2004).
La
hermana de Caín
El 4 de marzo del 2011
el poeta colombiano Raúl Henao le realizó una memorable entrevista publicada
luego en varios medios periodísticos con el sugestivo título “Entrevista a
Carmen Bruna, la hermana de Caín”. En el comienzo de su
nota dice Henao: “En Colombia oímos hablar por primera vez de Carmen Bruna en
uno de los últimos números de la revista Maldoror que en Junín, Argentina,
publicaba el poeta Rodolfo Álvarez. A renglón seguido leímos una hermosa
presentación suya de Juan José Ceselli, quizás el más secreto y desconocido de
los integrantes del grupo surrealista argentino - década de los 30 y los 40-
liderado por Aldo Pellegrini, de ingrata memoria para cuanto coplero
versificador merodea hoy en día a la sombra del poder cultural en el continente
iberoamericano. Desde entonces hemos venido familiarizándonos con su obra de
áspero y vigoroso hábito intelectual… que a despecho de los propios lectores de
poesía, permanece ajena a todo regusto o dictado puramente esteticista. Entre
la máscara y la transparencia, esas dos opciones que según Lezama Lima, le
quedan al poeta para hacerse invisible y dejar que su obra hable por él… Carmen
ha elegido, sin duda, la de la transparencia, pero la de esa transparencia que
dejan a su paso los tornados y las tormentas y que sólo por momentos nos
permite adivinar la luna negra y melancólica, celebrada en la antigüedad por
las ménades y coribantes del cortejo lujurioso de Dionisios. A contramano de
las tendencias poéticas predominantes en la Argentina actual (y en el resto del
continente), donde poetas que dicen haber superado todos los ismos y tendencias
literarias de vanguardia (cuando en realidad encubren un vacío moral y
conceptual aunado a una pedantería insondable) vuelven a poner de moda el
soneto y la rima o cultivan actitudes formalistas y exterioristas sin arraigo
en la vida… Carmen Bruna continúa guardándole fidelidad a los temas y mitos
surgidos en plena atmósfera romántica y luego retomados por el simbolismo y el
surrealismo, en permanente antítesis o antagonismo con el mundo moderno y
posmoderno. Carmen Bruna, pues, reivindica en su poesía ese corazón que
desconoce la razón con sus fórmulas y recetas prestadas al obituario académico
y, al estilo de otros poetas-médicos como ella, Gotfried Benn o Williams Carlos
Williams… prefiere escribir en carne viva, con esa lucidez hiriente que no quiere
curarnos del vicio de vivir”.
La obra poética de
Carmen Bruna ha sido traducida a cinco idiomas: portugués, inglés, italiano,
francés y alemán.
Obras
en prosa
Con su nombre y
apellido real la doctora Bruna Carmen Zucarelli es coautora del libro
“Diccionario mapuche español”, junto con los escritores Marisa Malvestiti, Raúl
Izaguirre y Jorge Nahuel. Las notas de su autoría son: “La cultura mapuche”,
“El cine de Jorge Preloran” e “Intento de integración de los mapuches y su
cultura a la comunidad nacional”. Este título editado por Caleuche, cuya
primera edición data de julio de 1999, lleva cinco reimpresiones; la última con
fecha de catalogación en el mes de enero de 2008.
Editorial Caleuche
comunica, asimismo, que con fecha tentativa para marzo de 2014 publicará la
Poesía completa de Carmen Bruna.
Nostalgia
de San Carlos (“Bodas”, 1978)
Desciendo en mi última
encarnación
al río profundo,
pero no sé nadar,
me ahogarán
una frugal tibieza de
camalotes estivales,
un arroyo de sol
espectral entre las piedras
que conocen la humedad
de los pétalos del iris
frescos violados,
vaporosos de sal;
ojos de puma en celo,
luces malas detrás del cementerio
y perdidos cariños
trastrocados en odio cotidiano
¡ay tesoro escondido
del Zorrito!
tembladeral de luna en
plenilunio;
ya se acabó el amor
ciclamor de las hogueras,
el resentimiento es
como la flor de la cebolla,
un manojo de pétalos
verdosos
que sollozan
inconsolables en el abismo,
el capullo del mal
aniquila nuestras esperanzas,
el sueño pesado que nos
acoge
lo navegan las
criaturas de un solo y pálido ventrículo
los moluscos claveles
con ramos de centellas
atrás quedaron,
las vicuñas sedosas, el
carnaval tronante.
Luciano presagioso acarreando
sus años
en litera fantasma
A
Juan L. Ortiz
¿Dónde estás Juan L…, donde tu magia viva de
lilas transparentes
dónde tu suave gesto,
tu voz pausada,
esa mirada dulce de
remotas colinas,
esa tu alma inocente de
enredaderas rosas trepando los desiertos
el río de jazmines
amarillos mordiendo las crecientes,
esos amores cálidos que
dejaste en la tierra?
¿Dónde ese ángel apenas
dibujado en los sauces dormidos
y ese dios desmayado
que caía en la lluvia eternamente,
dónde la sutileza de tu
largo espectro consumido?
¿Dónde tu alma perdida,
crucificada en la piel del naranjo
la paloma quejosa y la
luna solitaria de los campos?
¿Dónde Juan L. el
suspiro de los espinillos y de las mimosas en el otoño,
tus infantiles alas,
las nubes de oro
flotando en los arroyos
y el desvanecimiento de
los gemidos que pasaron
como gotas de agua
entre los tréboles silenciosos?
Alejandra
Pizarnik
De cuántos veranos has
muerto,
iluminada imagen de ti
misma
de los silenciosos
poemas de la tierra de nadie
de la falta de
costumbre y del gemido del abandono.
Yo te amé y te perdí,
mi lejanía perteneció a
los viajes,
al embrujo compartido
del polen,
a las doradas algas,
a las cerezas de los
locos y a la turbia belladona.
En el fondo del pozo
como una ausencia de licores
o una fuente
suspendida,
manando del centro de
la pupila de los muertos,
te fuiste sin que yo
pudiera
¡oh “ángel harapiento”!
besarte de nuevo.
Llegaste a las moradas
donde se bebe un
manantial de graves mariposas,
te atreviste a
franquear el abismo
a derribar las normas,
a desafiar la muerte
con tu única vida peligrosa
de párpados desnudos y
quemados.
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