Divagación un
día cualquiera
Una última página de insomnios al límite
Hora de infinitas ausencias, las del ocaso
Regreso al tiempo que deambula para alimentar las flores
Otra
puerta enciende la ceguera
Leo
el silencio
Arrullo
en soledad los nidos de pájaros aprisionados en la historia
Todo
se hace infinito y no alcanza
Vengo del
instante donde vale una vida
Rescaté a
José de la guerra
hoy José
aluza y escapa de mi sombra para salvarse
Es mi
calle, la calle del árbol que sangra mis raíces
y es la sombra frente al árbol donde muere la calle
y es el árbol frente a mi ventana para extender
pájaros
al interior de mi vientre
y somos calle, sombra, árbol,
y soy una ciudad vacía en esta cárcel de trazos
para habitar la inmensidad de su nombre
No es olvido la ausencia
La obsesión de un pájaro es volar
que se suiciden los poetas
al final solo el poema debe salvarse
****
Podrás decir
No
todos los pájaros están preparados para
la tormenta
huyen
del campanario
antes
del amanecer, huyen,
juegan
a inscribir el misterio, y mueren
sin
una tumba,
sin
un nombre
sin
el epitafio de los mortales.
Es
posible la nada:
los
peces en el hueco de las manos
los
peces en los nidos
el
ocaso prendiéndose alrededor de las
carencias
el
universo del instinto,
tus
ojos,
tus
ojos que interrogan el susurro
para
llenarme.
Desaprendo
los pasos, el ritmo
donde
absuelven los cristales gota a gota
la
ceguera de la lluvia
para
cuando todo falte, ir lejos
…
Lejos
Podrás
decir que me gustaba el silencio
que
no pude detener el vuelo de los peces
ni
la precisión de los relojes
cuando
entiendas de renuncias…
Podrás
decir:
Siente el otoño,
los pájaros,
los peces,
han huido
1 comentarios:
Precioso como siempre
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