Jaime Quezada (1942),
poeta, ensayista y crítico literario chileno. Estudió Derecho y Literatura
(Universidad de Concepción, sur de Chile). Tempranamente desarrolla una
permanente labor creadora y una activa tarea literaria y cultural en su país.
Es autor, entre otros libros, de Poemas de las cosas olvidadas (1965), Las
palabras del fabulador (1968), Astrolabio (1976), Huerfanías (1985), Un viaje
por Solentiname (1987), No liberto hombre (1991), Escritos Políticos (1994),
Por un tiempo de arraigo (1998), Bendita mi lengua sea (2002), El año de la ira
(2003), Adamita (2003), Llamadura (2004), Botánicas y astronomías (2009).
Jaime Quezada pertenece
a la generación que surge a mediados de los años 60 (la que comienza sus
actividades en el año 64 o 65). Sus inicios en la poesía tienen que ver con su vinculación
a la Universidad de Concepción, espacio que aprovecha para fundar con otros poetas
el grupo “Arúspice”, paralelo a este grupo, se forma en la Universidad Austral
de Chile el grupo “Trilce” y en Arica, sede regional de la Universidad de
Chile, surge el grupo “Tebaida”. Estos grupos “estudiantiles” permitieron que
jóvenes de distintas disciplinas (carreras) se vincularan a la actividad
literaria mediante el diálogo poético, como sucede con todos los grupos, canalizaron
su trabajo en revistas. Hay que decir aquí que la “formación literaria” de estos
jóvenes se da a través de “talleres literarios”, incluso en la actualidad,
Jaime Quezada continúa vinculado a esta forma de transmitir la poesía, hoy por
hoy es el Director del Taller de Poesía de la Fundación Pablo Neruda.
A los poetas
relacionados con la Universidad de Concepción ―Millán, Lara, Floridor Pérez,
Jaime Quezada―, les asignaron el rótulo de
“promoción emergente”. Sus rasgos más determinantes están en que hacen una poesía contextualizada, esto es, asociada a
circunstancias espaciales, sociales y vivenciales de la provincia. Aunque esto
es sobre todo en los primeros libros de estos autores, más adelante, o por lo
menos en el caso Quezada, toma otro rumbo con la llegada a Santiago. A esta
poesía “local” y consciente de su círculo inmediato (humano y natural), se
denominó también “larista” o poesía de los “lares”. Esta poesía recupera el
espacio sureño, pero no desde un mero folclorismo, sino desde unas
implicaciones mayores, como lo es el mito. Aunque la “emergencia” haya estado
muy vinculada al “larismo”, se mantiene diferencias sustanciales (que no vamos
a especificar por espacio).
Para Quezada fueron
fundamentales las obras de los místicos españoles San Juan de la Cruz y Teresa
de Ávila. Esto, junto a la lectura de Gabriela Mistral, lo acercan a una poesía
religiosa de orientación cristiana, situando al poeta dentro de un carácter auto-sacrificial,
donde aquel hace votos de pobreza y soledad. Según Iván Carrasco M, su obra Huerfanías (1985), además de señalar la
madurez poética del autor, expone una idea concreta del artista (poeta) cercano
a la noción de enclaustramiento y desamparo:
“Tengo miedo
tengo miedo Padre
Y sobreviviré a
las ruinas del templo
Tan sólo para
ser aquel alguien
Que escribe en
sus muros la palabra Desamparo”.
Para Iván Carrasco,
Quezada es una suerte de profeta. El tono epigramático y apocalíptico, sumando
la intertextualidad donde involucra con frecuencia frases bíblicas, reafirman
su actitud profética, es decir, “se considera intermediario entre Dios y los
hombres, depositario de una verdad revelada que se refiere tanto a la vida
divina como a aspectos y sucesos de la vida terrena de la comunidad humana,
actuales y futuros, relacionados con la primera”. (Huerfanías de J. Quezada:
poesía apocalíptica, por Iván Carrasco M. En: Revista chilena de literatura).
Quezada siempre ha
mantenido su pasión por los estudios históricos, naturalistas y botánicos, lo que
le ha llevado a recorrer el territorio chileno desde el Desierto hasta la Patagonia y de la Cordillera de Los Andes al Océano
Pacífico, acercándose a lo más nutricio del país natal. Quezada es de los pocos
autores que mantiene un diálogo con las generaciones precedentes de su país, palabras
que corrobora Juan Armando Epple, quien
le hizo una entrevista bastante recursiva, durante un viaje en automóvil por una
carretera de Eugene (EE.UU). Quezada también es de los pocos (muchos) poetas
chilenos que se quedan en su país durante el periodo de la dictadura, el cual,
como es de esperarse, marca en muchos sentidos su obra. Al respecto de la
dictadura, hay que decir que aquellos escritores que no tomaron el exilio
(también llamados exiliados en su propio país), hicieron una obra particular
por lo menos en la manera como decidieron “hablar” de la situación social y
política, los que quisieron publicar y a la par pronunciarse al respecto, lo
tuvieron que hacer de una manera velada, casi “camuflada” en elementos
simbólicos.
Al hablar de las
influencias en la obra de Quezada, además de los ya mencionados poetas místicos
españoles, se encuentran algunos nombres (chilenos) como Gonzalo Rojas y Jorge
Teillier (quien tuvo una activa participación en la publicación de su primer
libro Poemas de las cosas olvidadas, en 1965), y por supuesto poetas ampliamente reconocidos
por todos como Pablo Neruda, Nicanor Parra, la propia Gabriela Mistral…a los
cuales Quezada ha dedicado estudios teóricos.
A continuación una
pequeña muestra de su poesía:
TEMPRANÍA
Yo
era un niño sentado en una sillita de paja
en medio del jardín
Se reían de mi baba
Me tiraban piedras y manzanas
Devolvía yo las piedras
Y me comía las manzanas
Después fui un muchacho lleno de sueños
proféticos
Ahora me siento diariamente a la cabecera de la mesa
En una silla eléctrica
Pidiendo a gritos que me tiren
piedras y manzanas.
*
ASÍ DE COSAS DE ARRIBA COMO DE ABAJO
Parece
que suena un teléfono en medio del campo
O un eco de montaña en la ciudad muerta:
Escucho clarito que alguien me llama por mi nombre
Subo al techo de una casa antigua
Y sólo quiebro tejas
A un árbol frutal de un patio vecino
Y tres veces un centinela pregunta quién vive
Al último peldaño de una escala telescópica
Y hay llamas como de incendio
A la terraza de un edificio de veinticinco pisos
Y una paloma está muerta si de esmog si de pólvora
Al punto más alto de la cordillera de Nahuelbuta
Y veo nubes puras nubes
No encuentro huella alguna
Tengo hambre
Tengo sed
Quiero por fin subir a un madero en un camino rural
Y el madero está ocupado por un hombre moribundo
No vuela un pájaro
Me siento más solo que nunca
No sé de veras qué hacer:
¿No me llamaba alguien hace un rato por mi nombre?
Formo corneta con mis manos
Saco pañuelos
Grito a todo pulmón mi santo y seña
mi
estatura mis brazos abiertos
Y me voy sin esperanza a un establo cercano
Hago fuego
Ordeño una vaca
Me siento a ras de suelo a beber un poco de leche
De mi barba cae un pelo (igual
como cae de un ciruelo una hoja) a la jarra caliente
Y el pelo es en la leche un rayo de sol.
*
CULTIVA LA IDEA DE QUE EL MUNDO SE
APAGA
Todos
los animales han fenecido en este valle
El último aliento fue el mugido de un buey
También las aves los insectos los árboles las
plantas
Ni una espora de hongo en este valle
a no ser la espora
de hongo del esmog
Ni una drupa-melocotón
Ni un aquenio capaz de dar origen a una hoja de
lechuga
(Cultiva la idea de que el mundo se apaga
Y que los planetas
Son fieras domesticadas en la selva
de los ojos)
La araña del leño seco recién fecunda e insaciable
devorando al macho
entre sus patas
El canto de motosierra del pájaro del monte
llamando
al pájaro hembra a su lecho de ramas nupciales
La ranita de Darwin saliendo del vientre de su rana
madre
y entrando a la boca marsupial de su padre
hasta el mes de saltar por sí misma al charco
Y en los nidos de cañas y totoras huevos color cielo
de verano
de los patos palustres
Pura naturaleza ficción sin embargo
Puro recuerdo e imagen a lo National geographic
en
los archivos de la televisión
Puro afiche publicitario de jornadas agronómicas
Cultiva la idea de que el mundo se apaga:
Las flores del peral eran en corimbo
Las del avellano amentosas
Umbelíferas las del hinojo al igual que la cicuta
Cuán verde era mi valle
¡mirad los
lirios que fueron!
Y yo hombre mortal lloro en este monte sin sombra de
olivos
como simple mortal
Salid de mí con duelo lágrimas corriendo
Aunque de nada sirven mis lágrimas en esta tierra
seca
Si hasta el cielo se cae ahora a pedazos
(Cultiva la idea de que el mundo se apaga
Y que los planetas
Son fieras domesticadas en la selva de
los ojos)
Todos los animales han fenecido en este valle
El último aliento fue el mugido de un buey
También las aves los insectos los árboles las
plantas
El no huevo el no zigoto la no semilla
Veo pasar el cadáver de mi hermano
Sin una flor.
*
ME
PINCHÉ UN DEDO CON UN TENEDOR
Me pinché un dedo con un tenedor
Un dedo de mi mano se
supone
Involuntariamente pinché
la carne viva: la mía
Todo pulgar como dedal
rojo mi dedo
Sobre este plato limpio
de lentejas
blanco de loza
Sólo una mancha: agua mi
sangre en este plato
Me pinché un dedo de mi
mano con un tenedor
¡Dónde diablos soledad
está mi servilleta!
*
DESAMPARO
Mi
corazón golpea la puerta de mi claustro
Cerrada bajo siete sellos
Bajo siete plagas bajo siete tentaciones:
libra a mí d’esta prisión do yago
Y palidez de ayuno tengo en cuerpo entero
Y sobre mí fijaré mis ojos
Y yo soy mi pecado mi pantera mi bestia fiera
Y no puedo dormirme
Aunque repita de memoria salmos pasados de moda
Que mañana sin embargo serán cantados con música de
jazz
en
arameo y mayaquiché y antiguo verso
Con música electrónica de 120 decibeles
Y en toda lengua: canción rock canción quechua
Y hoja por hoja y labio por labio
Serán cantados sin engaño en los retretes
En los urinarios públicos
En el gran baño turco de la ciudad en tinieblas
Y mi corazón y mi claustro pasarán
Y el cielo y la tierra y mi caballo de infancia
Y alabado será mi nombre
Que tuvo culpa de amor y no de guerra
Pecado de paraíso terrenal y no de mal ladrón
Tengo miedo tengo miedo Padre
Y sobreviviré a las ruinas del templo
Tan sólo para ser aquel alguien
Que escribe en sus muros la palabra Desamparo.
*
EL AMOR SE BURLA DEL FIN DEL MUNDO
Ahora
que la joven Edith Piaf canta
una
vieja canción de amor
Pienso en un viaje
que realizaré en un siglo venidero
Cuando toda la tierra sea de seguro esa canción
Y nadie ya me recuerde ni siquiera me busque
El día de ese siglo
los
claustros a la par que los burdeles
las
metrópolis al igual que las aldeas
Serán consumidas por esa canción de amor
Y yo andaré a la manera del pecado original
Burlándome del fin del mundo
Porque sólo el amor (en una canción de Edith Piaf)
puede burlarse del fin
del mundo.
*
TABLA DE ASTRONOMÍA O PEQUEÑA HISTORIA
CHILENA DEL COMETA HALLEY
En
el verano de 1910 el cometa Halley
Ese mismo año murió el presidente Pedro Montt
En 1758 hubo una lluvia de aerolitos
Y piedras de fuego quemaron los muchos bosques
del verde territorio
También una sequía en 1834
Y una plaga de ratas y ratones asoló campos y
graneros
al
igual que en le verano de 1986
Sólo que ahora incluyendo cárceles secretas
cuarteles estadios de fútbol conventos y ciudades
(Y la muerte del presidente)
En el año de 2062 el cometa Halley
aparecerá otra vez en los cielos de Chile
Para entonces yo Jaime Quezada
sobreviviente chozno de
tanta historia
Estaré a la sombra de una nube atómica
Rascándome con una teja en medio de la ceniza
O muy sentado en una mecedora silla de neutrones
A sombra de un nuevo manzano en flor
Recordando la infancia de mi padre
Cuando se hacía retratar bajando de un caballo en
1910.
*
YO JUAN
LLAMADO DE LA CRUZ
En
los campos de la prisión de Toledo
Yo Juan llamado de la Cruz
Me pasé los días dando de comer hierbas a los asnos
(Si los asnos rechazaban las hierbas
era
señal de hierbas venenosas)
No me daban siquiera un plato de lentejas
Tan flaco estaba que caminaba por el aire
Tocaba a Dios con los pies y con las manos
Comía sólo las hierbas que los asnos comían
Y no era ningún asno
Aunque me encerraban como un asno en una celda
A latigazo limpio echando afuera mis demonios:
Nada y nada hasta dar un pellejo y otro por mi Amado
Rebelde desobediente contumaz me gritaban
mis
guardianes únicos demonios
No pudieron aplicarme la ley de la fuga
(Que muchas ganas al parecer tenían)
Yo mismo me fugué por mis propios medios de la
cárcel
Sin traje de soldado sin traje de travestista
Con mi pobre sayal de arpillera de Almodóvar del
Campo
Y como caminaba por el aire no dejé huella alguna
A no ser mi amor de Dios flotando en ese aire.
*
SOLITARIO
Alguien toca los vidrios de la ventana
Yo estoy desnudo escribiendo
una carta
A un amigo muerto hace un
montón de años
Me asomo a la ventana y
no hay nadie
Sólo un gato camina por
el muro vecino
Debe ser el viento digo
Vuelvo a sentarme a la
máquina
Alguien ha borrado lo que
yo había escrito
Se nota claramente que lo
han borrado
Quién diablos ha hecho
esto
Abro el closet
Busco debajo de la cama
Muevo la mesa
Debo estar viendo
visiones
Hace tres días que no
como
Empiezo de nuevo a
escribir la carta
Le cuento lo difícil que
está la vida
Que sería bueno pensar en
un viaje
Ahora mueven la puerta
Alguien da golpes con la
aldaba
Pregunto que quién es
Nadie responde
Mi cuerpo se pone carne
de gallina
Disimulo tener valor y
abro la puerta
Adelante digo
bondadosamente
No entra nadie
Debo estar loco
Estoy perdiendo el juicio
Me hace falta una mujer
Haré pedazos esta carta
Retiro el papel de la
máquina
Apago la luz
Dudo si masturbarme o
rezar
En ese momento me acuerdo
de una película en la T.V .
Enciendo el televisor
Mañana escribiré la
carta.
*
DATOS
POCO DIVULGADOS PARA UN AUTORRETRATO
Me
reconoceréis por mi cara de monje cartujo –no cartucho- leyendo salmos pasados
de moda que mañana, sin embargo, serán cantados con música de jazz en los
retretes, en los urinarios públicos, en el gran baño turco de la ciudad en
tinieblas. Un pintor maya y ciego me hizo un retrato a pluma alzada en plena
plaza pública de Copán (150 centavos de quetzal). Me puso unos ojos que no eran
los míos sino los que habían sido suyos en otros siglos.
Mi rostro define mis
oficios y cambia según el pronóstico del tiempo (que detecto por el temblor de
mis bigotes de conejo): Bibliófilo. Historiador chileno del cometa Halley.
Andinista (mi nombre está a 2.985 metros en el cráter-bitácora del volcán
Antuco: sol de agua en mapuche). Coleccionista de tiovivos. Herbolario,
botánico, micólogo: Me pasé años buscando la amanita muscaria hasta que
di con ella en los bosques lluviosos de Valdivia (Chile). Astrólogo (la carta
del vagabundo me viene bien).Y astrónomo por observación. El cielo y la tierra
son mis dos puntos cardinales, más el centro, es decir, lo umbilical. Con un
telescopio imaginario me comunico cada noche con un Astro imaginario: Dios.
Acostumbro acodarme en la mesa del comedor, afirmando la barbilla en el puño de mi mano. Un arco tenso redondea como aureola mi cabeza. Las más de las veces, soy el que soy: rara avis en la poesía chilena. Ornitólogo de mí mismo, pájaro de cuentas.
Acostumbro acodarme en la mesa del comedor, afirmando la barbilla en el puño de mi mano. Un arco tenso redondea como aureola mi cabeza. Las más de las veces, soy el que soy: rara avis en la poesía chilena. Ornitólogo de mí mismo, pájaro de cuentas.
1 comentarios:
Muy interesante selección que se agradece.
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