Las
Mujeres Viajan Solas.
En las estaciones se
ven la belleza de sus impulsos cuando viajan.
Viajando solas, el
sentimiento divino de su naturaleza brilla más.
Y por las solitarias rutas,
se peinan frete a sus espejos, notándose una meditada crueldad.
Las mujeres viajan
solas, están en su plenitud moral, están solas, sonríen, duermen y conversan sospechosamente, delirando su
dulce maldad, nadie las interrumpe, nadie les quebranta su calma.
Las mujeres viajan
solas y en la estación más amplia, nos vemos con ellas. El camino sigue inconcluso.
Con
la “v” de Vicio.
Ni con las anécdotas
que confunden, ni con las briznas que analizan la cuidad, ni con los tragos de
ron guardados en los bolsillos, ni con todas las solteronas juntas, me
resuelven incertidumbres vacías como el vicio. Incertidumbre, vicisitud,
tragedias, desmoronamientos, que se acumulan para mantener una calma ciega y perdida, hasta
abandonarme en un exceso de soledad, vacilante,
valiente, velada, como el efecto de un vi vicio
descarado y vil.
Una
conclusión.
Llegaron a la conclusión que leer, no era más que leer las ideas de los otros. Entonces,
se dedicaron a comer los frutos más delicados, cocidos en leche de higuerón y,
si alguien les dijese que leyera, ellos responderían con amables siestas, antes que abordar un mundo fantástico.
En el patio de la casa de mi Abuela.
En el patio de
la casa de mi Abuela, se disfrazan galletas y mermeladas, cuando se mueven los columpios
teniéndole amor a los juegos
que ahí se quedan.
En el patio de la casa de mi Abuela, los niños corren,
juguetean, y alborotan al que llega, como si se viviese en plena verbena.
En el patio de la casa de mi Abuela, se escuchan los
regaños, añejos de aquellos años, en donde el Abuelo los decía con amaño, con
antojos, sin atajos.
En el patio de
la casa de mi Abuela, los juguetes se
confunden por la tierra, en polvorera compañera, ellos, tropiezan al que entra.
En el patio de
la casa de mi Abuela, hay un gran árbol de mango, que nos carga y nos baila
como si fuéramos un tango, y le queremos, y le comemos, y hasta le ofrecemos
nuestro llanto.
En el patio de
la casa de mi Abuela, es bienvenida la alegría con el sol que persigue a los
niños coquetos, que hasta susto nos provoca, y corre la infancia tan limpia como
un cielo azul.
Naturaleza por la Noche
Te perdimos noche, te perdimos. Tus elementos no son
naturaleza.
Porque no estás indómita, no disgregas energías
etéreas, alegremente como un pintor de fin de semana.
No te escuchemos, en
dónde está tu curiosidad insaciable, la luna ya no es tu hija, ya no es
naturaleza.
Tu cuerpo desnudo sólo hace maromas sin efecto por la
noche.
Una
Puta en un Poeta.
Una puta no se
apasiona, una puta se emociona.
Una puta no ama ni se enamora, ella es inteligente.
Una puta no te quiero
con deseos, ella te quiero con tus pesos
y no por besos.
A
una
puta tu no le agradeces, ella te enloquece
y, si es posible hasta le dibujamos corazones en su vientre.
Una puta es una fruta que se come con hambre, no con
deseos.
Una Puta no se
arrepiente de la vida.
Una puta nos enseña a
respirar por las danzas que mueve en sus caderas, ante la mirada de los clientes
que van a misa los domingos.
A una puta le debemos
muchas noches, le debemos una luna que brilla por la orilla de la ventana de
una cantina.
Una puta lleva en sus
senos el baño de semen atormentado de pecado.
Una puta, se le escribe
un poema, se le lee, pero no se le
enseña.
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