LA DOBLE ESTRELLA: EL SURREALISMO EN IBEROAMÉRICA
POR RAÚL HENAO
He afirmado en otra
parte que las relaciones del surrealismo con la poesía latinoamericana fueron
del orden de las afinidades y correspondencias, del azar objetivo, y no de la
persuasión ideológica o proselitista. (1)
Es en este sentido que no podemos pasar
por alto el ensayo medular escrito al término de la segunda guerra mundial por
el poeta español Juan Larrea, titulado precisamente El surrealismo entre viejo
y nuevo mundo (1944) un ensayo insólito y bastante desconcertante que comienza
por resaltar la importancia del surrealismo al que define como el último, más
avanzado y ambicioso vástago del arte occidental a la par que se cuida de
deslindarlo de otros movimientos vanguardistas contemporáneos porque el
surrealismo nunca ha pretendido ser, ni en lo fundamental ha sido una moda
literaria destinada a adornar el ocio contemplativo del lector, sino la
expresión del designio pronunciado en occidente de practicar la poesía,
integrando la persona dentro del fenómeno poético, de adentrarse por los vericuetos
del ser en busca de un nivel de conciencia que conjugue sueño y realidad, de
revolucionar sicológica y socialmente, colectando las aguas subterráneas de la
tradición y prolongado las experiencias individuales más atrevidas, el mundo
del que es producto subversivo(2).
Es claro que Larrea ve al movimiento
surrealista como a un avatar o una avanzada, en el período de entreguerras, de
las ideas, no tanto de Guillaume Apollinaire, del que supuestamente procede el
nombre surrealismo, pronunciado por primera vez en el prefacio de su obra
teatral Les mamelles de Tiresias, sino de la obra poética y autobiográfica de
Gerald de Nerval, que en una carta a Alejandro Dumas –prólogo de Les filles du
feu nos habla de un supernaturalismo de cuño hermético y muy personal. (3) Y
que en su obra El sueño y la vida, titulada sólo subsidiariamente Aurelia, se
propone traspasar las puertas de cuerno o marfil del sueño para desentrañar su
misterio o sentido último y así acceder a la realidad total, esa que conjuga en
una solo vivencia, el sueño y la vigilia, la locura y la cordura, el arte y la
vida. O sea el mismo objetivo que busca alcanzar el movimiento surrealista ya
desde su primer Manifiesto:
Creo en la solución futura de estos dos
estados, tan contradictorios en apariencia, que son el sueño y la realidad, en
una especie de realidad absoluta, de súper naturalidad, si es factible
denominarla así.
Ese énfasis puesto por el fundador del
surrealismo en la figura emblemática de Nerval, privilegiándola sobre la de
otros precursores como El Marqués de Sade o Lautréamont, es un indicio
evidente, nos dice Larrea, del nexo fundamental que une al surrealismo con
movimientos literarios y poéticos del pasado, como el simbolismo o su
predecesor inmediato el romanticismo, este último en su versión alemana, ya que
al igual que el surrealismo, los poetas del romanticismo alemán buscaron como
objetivo supremo, alcanzar ese estado de videncia, que no otra cosa es ese hilo
conductor del que nos habla el autor de Les vases communicants: Deseo que el
surrealismo no pase de haber intentado nada mejor que tender un hilo conductor
entre los mundos excesivamente disociados de la vigilia y el sueño, de la
realidad exterior y de la interior, de la razón y la locura, del sosiego del
conocimiento y del amor, de la vida por la vida y de la revolución(4).
Así Novalis nos dice por su parte que el
hombre enteramente conciente se llama el vidente, O Baader: todo artista, todo
poeta auténtico es vidente o visionario O Passavant: el hombre es esencialmente
vidente o visionario, la poesía es profecía(5)
Este mismo tema de la videncia, obsesivo y
reiterativo en la obra de los grandes románticos alemanes, va a constituir
también un leitmotiv de la obra poética de André Breton y advertimos fácilmente
su presencia en las páginas más significativas y sugestivas de Nadja (1928) o
El amor loco (1938).
Pero Larrea, al que separa de Breton su
adhesión a la concepción cristiana del mundo y que en repetidas ocasiones
señala como una falta, como un defecto capital del movimiento surrealista el
que su fundador se apartara radicalmente tanto del legado cultural greco–latino
– (La cultura greco-latina está en plena agonía nos dice en una de sus
entrevistas con J. Louis Bedoin y P. Denorme) para orientarse cada vez más en
la vía de la tradición esotérica o iniciática,(6) cayendo en un luciferismo
vindicativo y anticristiano:El luciferismo prometeico peculiar del ansia de
deificación del Romanticismo, deflagra sus oscuras pólvoras aquí. Es el
luciferismo de Nerval “el tenebroso, el viudo, el inconsolado” bajo el “sol
negro”. El príncipe de las tinieblas que “por dos veces cruzó el aqueronte”
cuando bajó a los infiernos en busca de la claridad complementaria y precisa
para ver como “todo se corresponde” mucho antes de que Baudelaire, otro de los
tenebrosos príncipes, fundara su célebre y prolífico soneto de “las
correspondencias” en una tenebrosa y profunda unidad. (7) No le interesa tanto
el significado que la videncia poética asume en el pensamiento o la obra individual
de Breton, Peret, Eluard o Desnos, sino aquel que reviste para el movimiento
surrealista en su conjunto, como agrupación o colectividad situada de manera
antitética frente a la totalidad de los valores tradicionales de la cultura
occidental.
A este propósito, nos dice, resulta
obligado remitirse a las ideas expuestas por Pierre Mabille (1904 – 1952) – el
teórico, quizás, más brillante del movimiento- en su libro Egrégores ou la Vie
des civilisations (1938) estudio del comportamiento de las agrupaciones o
sociedades humanas, donde llega a la conclusión de que estas persiguen muchas
veces un derrotero diferente al de los individuos que las integran:
Llamo egrégores, palabra antaño empleada
por los hermetistas, al grupo humano dotado de una personalidad distinta a la
de los individuos que lo forman(8).
A los designios de esta personalidad
grupal y orgánica, atribuye el poeta español la autoría del caso Brauner un
accidente o suceso fortuito y enigmático que se presenta en le contexto de las
actividades poético-artísticas del movimiento de Breton, revistiendo el
carácter de una consigna o mensaje cifrado por su naturaleza asombrosa, rayana
casi en lo paranormal. El caso Brauner descrito e interpretado en su momento
por Pierre Mabille (9) es a su vez expuesto de la manera siguiente por Larrea:
Victor Brauner es un
pintor surrealista nacido en Rumania y domiciliado desde hace bastantes años en
Paris. El día 27 de Agosto de 1938 fue víctima por “casualidad” del impacto de
un vaso disparado contra otra persona, el cual le arrancó literalmente y para
siempre el ojo izquierdo. El percance ocurrió del siguiente modo. Estando
reunidos aquella noche varios amigos surrealistas en el taller de uno de ellos:
el pintor español Oscar Domínguez, éste sin saberse a punto fino porqué, se
enfureció de súbito contra otro de los de allí presentes, lo maltrató de
palabra y se disponía a agredirle, cuando se interpusieron los demás para
impedir la reyerta, fuera de sí Domínguez logró en sus forcejeos alcanzar un vaso
que disparó con ímpetu contra el objeto de sus iras. Victor Brauner formaba
parte del grupo que sujetaba a éste último. Medio vuelto no pudo ver la llegada
del proyectil ni precaverse, recibiendo el golpe en el ojo izquierdo, que
herido de refilón, salto fuera de su órbita.
Lo muy notable del caso
es que Victor Brauner padecía de tiempo atrás una obsesión centrada en los
órganos visuales, a tal punto que siete años antes había tenido la extrañísima
ocurrencia de pintar su autorretrato representándose tuerto del ojo derecho.
Sucede pues que la realidad física viene a verificar del modo más fortuito e
imprevisible, incluso por la torpeza de su autor material, el oscuro deseo
simbólico manifestado pictóricamente por el interesado con larga anticipación.
El hecho no puede ser más insólito y digno de examen en particular para los
surrealistas, puesto que hace diana en los círculos concéntricos de su
credo.(10)
Este extraño evento, al que no corresponde
ninguna interpretación racional, afirma Larrea, puede no obstante explicarse
sin recurrir a argumentos forzados como los ofrecidos por la magia o el
psicoanálisis (telequinesia, castigo expiatorio, autocastración, etc) a la luz
de las teorías sobre el mecanismo de los sueños premonitorios formulada por
J.W. Dunne –Un experimento con el tiempo- en donde afirma que los sueños o
algunos sueños se fabulan en una dimensión para-crónica, donde co-existen
pasado y futuro, tomando indistintamente elementos de ambos sectores. Es
factible, en consecuencia, deducir que Brauner concibió su autorretrato
abstraído del tiempo histórico, en trance tetradimencional, viendo
intuitivamente, sin que su conciencia egoísta se apercibiera lo que le
sucedería años más tarde. Incluso el detalle de la imprecisión del ojo
lastimado que en el autorretrato es el derecho, más en realidad el izquierdo,
cae dentro de las deformaciones naturales de los sueño.
Pero el poeta español, en realidad, no
busca despejar la incógnita del caso Brauner al trasluz de los sueños
premonitorios de Dunne. Lo que le interesa de alguna manera es señalarnos su
inequívoca identidad surrealista; que, aunque dicho caso presente una fisonomía
particular , se trata en realidad de un fruto colectivo del surrealismo,
mediante el cual es posible conocer las savias que condensa”. O “una
manifestación del surrealismo en cuanto egrégores o entidad orgánica, la
realización simbólica de sus reprimidos deseos.
Así nos dice, resulta inaceptable pensar
que un individuo apetezca quedarse tuerto, perspectiva que sería forzoso
admitir para explicar sicoanalíticamente el referido autorretrato. En cambio,
para el grupo o egrégores surrealista si es interesante hacerse oír, dar
señales indirectas de vida mediante un signo fehaciente, ofrecer constancia de
su realidad esencial aún a expensas de la integridad de uno de los miembros del
grupo. Este es el modo como dicha realidad –superrealidad- logra manifestarse
trascendentalmente y alcanza su eficacia creadora. Pasando de una órbita a otra
más amplia, cabe en efecto decir que tanto las afirmaciones de Nerval, Rimbaud,
Lautréamont y Breton, como el Perro Andaluz y el caso Brauner –incluso el
Romanticismo- son piezas de un mismo complejo orgánico. Su conjunto forma una
especie de pequeña nebulosa espiral recogida sobre sí misma en el tiempo,
representando el designio inherente a la naturaleza de la colectividad de que
la individualidad, esto es cada uno de los individuos, alcance aquel estado que
la pérdida del ojo individual significa: el estado de videncia (11)
Eso Explica –continúa Larrea- porqué
Pierre Mabille, que analizó incluso los recuerdos de infancia y juventud del
pintor, no encontró antecedentes personales que hubieran podido determinar por
traumatismo el estado obsesivo que indujo a Brauner a pintar en 1931 su autorretrato
tuerto… aparte de otras obras pertenecientes al ciclo de los ojos perforantes o
perforados, ya que dichos antecedentes se encontraban en la propia experiencia
del grupo. Larrea cita al respecto la resonancia que tuvo el film de Luis
Buñuel y Salvador Dali:Un chien andalou, estrenando en Paris, en 1929, dos años
antes de que Brauner pintara su autorretrato…aquel famoso close up donde al par
que la luna se ve atravesada por una afilada nube, el ojo de la protagonista es
seccionado atrozmente con una navaja por su compañero. O la también famosa
–Larrea no la menciona- ilustración de la Revolution Surrealista, con la
fotografía de dieciséis componentes del grupo, todos ellos con los ojos
cerrados.
Pero el caso Brauner no se limita en
opinión de Larrea a encarnar el deseo de poseer el estado de videncia ese
diamante interior y ciego que puede ser tanto el alma del hielo como la del
fuego, determinando de ese modo aquel punto supremo del espíritu donde la vida
y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicable y
lo incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos como
contradictorios, una de las tres vías en las que las actividades surrealistas
se habían comprometido antes de la guerra… Sino que también responde el programa
trazado por Breton de continuar explorando en el futuro, tanto la vía del azar
objetivo como la del humor negro.(12)
Además, nos dice, el caso Brauner
constituye por su parecido con los mitos de la antigüedad clásica, como los de
Edipo o Prometeo, un claro ejemplo de intervención en la vía mítica en el
sentido otorgado por Breton:
En períodos de gran división y de gran
dimisión como el presente, ese mito sigue un curso en cierto modo subterráneo a
pesar de seguir siendo el afán fundamental de algunos hombres. Me he convencido
a través de mis viajes de que el destino de las comunidades humanas se valora
en función del poder que siguen teniendo para ellos los mitos que las
condicionan.
Sin embargo Larrea –cuya concepción
poética raya en ocasiones en el misticismo- difiere de Breton, al considerar
que el caso Brauner trasciende también la necesidad de hallar un mito nuevo,
propuesta por el autor de Los prolegómenos a un tercer manifiesto o no:
El surrealismo, fruto
dialéctico y revolucionario de la época, del mismo modo que busca la
superrealidad, clama por el supermito, por aquella ficción que cargada de
energías simbólicas y mágicas, le permita imponerse al mundo. A lo que me
alcanza, no ha llegado aún a la conclusión de que la época de la realidad,
también en este punto debe ser sintética y de que, por tanto, ha de
caracterizarse por aquella posición que significa la superación del mito y del
antimito, de la intuición espiritualista pura y de la razón materialista pura;
para constituirse allí donde los sectarismos a que corresponden se integren
cimeramente. Esta región suma, si puede llamarse así, es la privativa de la
dimensión poética que con su conciencia adecuada reina más allá de toda
relación absoluta de causalidad.
Y se atreve a dictaminar que el caso
Brauner, aparte de simbolizar el advenimiento histórico del estado de Videncia,
conlleva además , el imperativo de pasar de una conciencia social a una
conciencia cósmica:
de tal manera que
Brauner queda convertido en una suerte de jeroglífico figurando la solución de
la antiquísima dualidad Dios y hombre, cosa que coincide admirablemente con el
supremo deseo del Romanticismo de deshacer dicha dualidad, creando una
conciencia equivalente, en cierto modo, a la divinización del ser Humano.
Y es en ese punto, una vez concluido el
desciframiento de los aspectos simbólicos y su contenido latente -término
freudiano al que a menudo recurre Breton- del caso Brauner, que el pensamiento
de Larrea, continuando las tesis escatológicas o apocalípticas de Pierre
Mabille en sus Egrégores ou la Vie des civilisations-que son a su vez, en buena
parte, un eco o reflejo de las profesadas por Oswald Spengler en su libro La
decadencia de occidente-donde se pronostica o anticipa el advenimiento para la
cultura occidental de un período crepuscular, de ocaso irreversible e
irrevocable, que las dos guerras mundiales de 1914 y 1939 respectivamente, y la
guerra civil española, parecen confirmar…bordea los límites de la utopía, al
sentar que el tiempo de reconciliación de los contrarios, de conciencia en
expansión o cósmica, de videncia (ver y ser visto) de superrealidad o Realidad
mayúscula, tiene ya su contraparte histórica y hasta geográfica en el nuevo
mundo concretamente en el continente americano:
Puede decirse en
principio, que éste es el mundo donde sueño y realidad están llamados a
resolver su antinomia, donde ha de realizarse la Videncia o supervisión
necesaria para alcanzar un nuevo conocimiento. Aquí, en el cenit de la esfera,
es donde tiene lugar la encumbración conjunta de las dos vertientes: Asia y
Europa, Oriente y Occidente.
Porque Larrea cree con Rubén Darío, cuyo
pensamiento poético va a confrontar más adelante con el de Pablo Neruda, que
los países iberoamericanos constituyen realmente el foco de una cultura nueva,
son países aurorales, donde se gesta una humanidad futura capaz de vivir
plenamente la conciencia poética de la realidad: de distinto género a lo
conocido hasta el presente, pues, se perfila más allá de la mente
mágico-religiosa, en el recinto lúcido y multidimensional donde mito y
antimito, sueño y realidad, se integran.
Y ve multiplicarse los signos o indicios
de su advenimiento, no sólo en las circunstancias premonitorias que rodearon el
caso Brauner: último mensaje que nos dejara el surrealismo como agrupación o
entidad autónoma, sino en la influencia imantatoria, a manera como nuestro
satélite galvaniza las mareas, ejercida con anticipación en el ámbito de la
literatura francesa por poetas americanos como Edgar Poe, Walt Whitman o
Lautrémont (no olvidemos que Francis Picabia o Francis Martínez, figura
decisiva en los comienzos de la aventura dadaísta y surrealista, era hijo de un
diplomático cubano). Y en el ámbito hispánico por Rubén Darío, Vicente
Huidobro, César Vallejo o Pablo Neruda (aunque la influencia del poeta chileno
es considerada por Larrea como de signo negativo, porque subordina la poesía a
la política).
Como complemento –refrendado las tesis
contenidas en El surrealismo entre viejo y nuevo mundo –vale la pena destacar
el fenómeno de la diáspora –a comienzos y en el transcurso de la segunda guerra
mundial- de los principales exponentes del surrealismo, que parecen derivar,
conciente o inconcientemente, hacia los países iberoamericanos.
Comencemos por mencionar a Benjamín Péret
(1899-1959) el poeta súper imaginativo, humorista absurdo, de Le grand jeu, je
sublime, feu central, y je ne pas de ce pain-la, quizás el único surrealista de
primera hora que permanece fielmente al lado de Breton. Péret viaja dos veces a
Brasil (1929-31 y 1955-56) de donde es expulsado como peligroso agitador. En
Río de Janeiro, lo entrevista Stefan Baciu, el polígrafo rumano que más
adelante publicará la primera Antología de la poesía surrealista
latinoamericana. A la pregunta del autor rumano sobre la influencia del
surrealismo en el arte y la literatura iberoamericanos, le responde:
Pude observar esto en
América Latina, aquí mismo en Brasil tuve la sorpresa de encontrar hace
veinticinco años a intelectuales de mi generación que conocían y apreciaban el
movimiento mejor que muchos de los cofrades de París. Grupos numéricamente
pequeños surgieron en casi todas partes: en Lima, César Moro y Westphalen;
Cáceres (quien murió trágicamente en 1949) Braulio Arenas y Enrique Gómez
Correa en Chile; y en Cuba Wifredo Lam, son todavía puntos de atracción para
todos los estudiosos.(13)
A comienzos de 1942, Benjamín Péret viaja
a México acompañado de su mujer, la pintora surrealista española Remedios Varo,
y permanece allí hasta 1947. En el transcurso de su estadía en la capital
Azteca reúne el material que le servirá más adelante para publicar Air mexican
(París, 1952, con ilustraciones de Rufino Tamayo), traduce a Octavio Paz y lo
presenta a Breton; hace una versión de El libro de Chilam Balaam de los mayas y
recopila una Antología de mitos leyendas y cuentos populares de América (Albín
Michel. Paris 1952). La primera parte de la introducción de Péret se publicó en
New York, en Mayo de 1943, con el título de La parole est a peret, prefacio de
A. Breton)
Péret, hombre esencialmente político,
militante trotskista y anarquista, combatiente de las brigadas internacionales
en la guerra civil española, se rehúsa sin embargo, a mezclar
indiscriminadamente poesía y política, rebajando el poder emancipador, estético
e intelectual de la primera. En Río de Janeiro la salida al público de un libro
de poemas de la resistencia francesa, lo lleva a escribir a manera de
respuesta, El deshonor de los poetas, un texto de capital importancia para
esclarecer lo confuso de estas relaciones:
En tanto que los
fantasmas malévolos de la religión y de la patria cualquiera que sea el disfraz
bajo el que se ocultan, contaminen el aire social e intelectual, ninguna
libertad será concebible: su previa expulsión es una de las condiciones
capitales para el advenimiento de la libertad. Todo “poema” que exalta una
“libertad” voluntariamente indefinida y adornada con atributos religiosos o
nacionalistas, deja de ser un poema para convertirse en seguida en un obstáculo
para la liberación total del hombre. Un “poema” tal le engaña al mostrarle una
libertad que oculta nuevas cadenas. Al contrario, de todo poema auténtico se
escapa un aliento de libertad plena y activa, aunque ésta libertad no sea
evocada bajo su aspecto político o social, contribuyendo así a la liberación
efectiva del hombre.(14)
André Breton (Tinchebray 1896 - París
1966) fundador y principal animador del srrealismo, realiza un periplo no menos
significativo y apasionante en su deriva hacia el mundo iberoamericano.
En 1937, poco después del nacimiento de su
única hija, se encuentra en una situación económica extremadamente crítica y a
través de su amigo Jean Girardoux, solicita una plaza de lector u otro cargo en
el extranjero a los Servicios Culturales, dependencia del Ministerio de
Relaciones Exteriores Franceses. Luego de varios meses de espera se le ofrece,
finalmente, una misión a México con el propósito de que dicte una serie de
conferencias sobre Literatura y Arte desde los Enciclopedistas a Nuestros Días.
El mismo lo cuenta de la siguiente manera en sus Entrevistas radiofónicas con
André Parinaud:
Se realizaba una de las
grandes aspiraciones de mi vida, a pesar de que no me gustaba mucho viajar,
México –tal vez debido a recuerdos de la infancia- era entre todos el país que
más me atraía y debo decir que no me decepcioné en absoluto.
A comienzos de 1938, en el recinto de la
Universidad de México, lo interpela el poeta Hondureño, radicado en la capital
mexicana Rafael Heliodoro Valle:
¿Hay un México
surrealista? Si usted cree que lo hay ¿Dónde lo ha encontrado? A lo que
responde el poeta Francés: México tiende a ser el lugar surrealista por
excelencia. Encuentro el México surrealista en su relieve, en su flora, en el
dinamismo que le confiere la mezcla de sus razas, así como en sus aspiraciones
más altas: la de acabar la explotación del hombre por el hombre. (15)
La frase citada ha devenido con el tiempo
en el cliché y contiene además una buena dósis de demagogia, motivada, quizás,
por el deseo de agradar a sus anfitriones mexicanos, pero no hay duda de que es
representativa de lo aquí expuesto.
Por otra parte, el mago del surrealismo,
el fabuloso antipadre –El padre es el que impone deberes, el antipadre el que
reivindica derechos- del que nos habla Sarane Alexandrian en su estupenda
biografía André Breton par Lui Meme (Editions du Senil Paris.1971) se queja en
la capital azteca de lo desorganizado de su gira de conferencias, del
desinterés del público en general y finalmente, no consigue dictar sino dos de
las cuatro charlas programadas. En cambio, va a lograr el objetivo más
importante de su viaje: entrevistarse con León Trotsky. En compañía del
revolucionario ruso y del pintor Diego Rivera, redactan el famoso Manifiesto
por un arte revolucionario independiente, uno de los documentos más valiosos
que legará el movimiento surrealista a la posterioridad, por la manera
magistral como esclarece las relaciones conflictivas entre el arte y la
política:
La libre elección de
sus temas y la absoluta no-restricción en lo que hace al campo de sus
exploraciones, constituyen para el artista un bien que el tiene derecho a
reivindicar como inalienable.
En materia de creación
artística importa fundamentalmente que la imaginación escape a cualquier
restricción, que no se deje imponer falsas reglas bajo ningún pretexto. A
aquellos que inciten hoy o mañana, a consentir que el arte sea sometido a una
disciplina que consideramos incompatible con sus medios, oponemos una negativa
sin apelación y nuestra voluntad deliberada de hacer valer la fórmula: Todo
está permitido en el arte. (16)
Pero la aventura latinoamericana de Breton
no termina en México. En el mes de marzo de 1941, ya en plena guerra mundial y
luego de ser desmovilizado, el poeta viaja a los EE.UU. de Norteamérica, donde
permanecerá hasta el año 46, cuando regresa a Francia. En el trayecto de su
viaje de ida y vuelta rumbo a la Martinica, recala en Haití y la República
Dominicana. En santo Domingo, entonces Ciudad Trujillo, lo entrevista –primera
“entrevista” que se le hace en territorio americano- el pintor, ensayista y
poeta español Eugenio Fernández Granell, asilado en Republica Dominicana desde
la derrota del gobierno republicano, a finales de la Guerra Civil Española
(recordemos que Larrea otorga a los españoles participantes del movimiento
surrealista el papel de mediadores en el advenimiento del mito Inmenso. O sea,
de heraldos y estafetas del nacimiento en iberoamérica de una cultura nueva).
El poeta francés regresa a la República
Dominicana en 1946, luego de vivir en New York, y en esta oportunidad E.F.
Granell le presenta al grupo de poetas de La poesía Sorprendida (nombre del grupo
y la revista que publican) integrada por el chileno Alberto Baeza Flores,
Rafael Américo Henríquez, Franklin Mieses Burgos, Fredy Gatón Arce, Lebrón
Seviñon y Fernández Spencer:
Breton escucha poesías,
recibe libros y revistas, dejando constancia de su opinión sobre el trabajo de
La Poesía Sorprendida: esta labor hay que darla a conocer a Europa. Pueden
estar ustedes seguros que en Hispanoamérica no existe una revista de tan noble
calidad.
Alberto Baeza Flores nos dice lo siguiente
acerca del efecto que produce la presencia del poeta surrealista en el medio
cultural dominicano:
La presencia de André
Breton en la República Dominicana no podía ser grata dada la posición política
de Breton y su oposición a toda dictadura y todo imperialismo. Por otra parte,
La Poesía Sorprendida había hecho declaraciones, ya en su número inicial, que
colindaban con las orientaciones centrales de Breton y el surrealismo: “cambiar
la vida”. Había dicho La Poesía Sorprendida en su número 1 de Octubre de 1943:
“estamos por la creación sin límites, sin fronteras y permanente… Estamos
contra toda limitación del hombre, la vida y la poesía.
En lo que se refiere a la influencia que
la poesía surrealista tuvo en el medio caribeño agrega lo siguiente:
La Poesía Sorprendida es
la primera revista del Caribe, en idioma español, que históricamente acoge,
traduce y difunde a los poetas surrealistas en el vasto escenario del Caribe,
con intensidad profundidad y amplitud. Es sin duda, un punto de apoyo del
surrealismo puro en el Caribe. Y la presencia de La Poesía Sorprendida se
mantuvo viva y vigente hasta el número 13, inclusive; -octubre a diciembre de
1944.(17)
Las dos estadías de Breton en Haití (1941
y 1945) –guiado por Pierre Mabille que entonces se encontraba como consejero
cultural de Asuntos Franceses en Port au Prince- donde tiene la oportunidad de
observar de cerca los fenómenos de posesión que han sido siempre uno de los
polos de atención del surrealismo. Resulta todavía más impactante si se piensa
que dicho país será a su vez el escenario donde el novelista cubano Alejo
Carpentier va a concebir y colocar, como telón de fondo, el argumento y los
personajes que le servirán de pretexto para formular sus conocidas tesis sobre
lo real maravilloso americano oponiéndolas de manera un poco amañada y
fraudulenta a lo maravilloso surrealista de Mabille.
Irlemar Chiampi, en su artículo Alejo
Carpentier y el surrealismo nos dice al respecto: No pretendo con estas
indicaciones exagerar el estimulo surrealista para el enfoque carpenteriano de
la magia de Haití (...) Vale la pena insistir, sin embargo, que tal versión –
así como sus prolongaciones a lo maravilloso de América- arranca por varios de
sus meandros teóricos de los postulados surrealistas. Suscita perplejidad pues,
que sea precisamente la cultura Haitiana –tan reverenciada por un poeta y un
ensayista del movimiento surrealista – la que sirva como guía para un proyecto
americanista y antisurrealista.
No ignoro que
Carpentier rectifico sus criticas al surrealismo y reconoció el aporte de ese
movimiento para su entendimiento de las texturas del mundo americano. Sin
embargo, la omisión de cualquier referencia del escritor cubano en sus
escritos, a sus contactos con Pierre Mabille y las teorías poéticas e
históricas de este notable ensayista del surrealismo provoca mucha perplejidad
en el estudioso de su obra. (18)
En el entreacto de la segunda estadía de
Breton en Haití, ya de regreso a Europa de su exilio norteamericano, ocurre un
evento singular e inesperado que nos recuerda de algún modo el caso Brauner
pero en el orden de lo polìtico insurreccional: Breton es invitado por su amigo
Pierre Mabille a darvarias conferencias en Port au Prince. En el transcurso de
una de ellas –le surrealisme et Haiti- hace un ataque virulento les
imperialismes nullemet conjures de cette fin de guerre, palabras que reproduce
a la mañana siguiente el periódico La Ruche órgano de las nuevas generaciones,
calificándolas de electrizantes. Lo que motiva el cierre del periódico por las
autoridades haitianas. Los estudiantes, en respuesta, reaccionan al cierre
declarándose en una huelga que rápidamente se convierte en huelga general,
provocando al punto caída del gobierno.
Aunque por razones de espacio elegimos
referirnos a esas tres figuras centrales del surrealismo que fueron Pierre
Mabille, Benjamín Péret y André Breton, su creador y animador; igual hubiéramos
podido hablar de la presencia en el nuevo mundo de figuras tan importantes del
surrealismo como el pintor austriaco –creador del fumage - Wolfgang Paalen
(Viena 1905 – México 1959) quien de 1942 al 44 dirige la revista Dyn, que se
propuso intentar integrar el arte amerindio al arte contemporáneo, así como
antes los surrealistas habían intentado integrar el arte negro a su concepción
del mundo mágico y maravilloso.
Y que en 1940 organiza en México –junto
con el poeta y pintor peruano César Moro –una Exposición Internacional del
Surrealismo de resonancia mundial. O a Leonora Carrington (Londres 1917)
escritora y pintora inglesas, ex–mujer del pintor Max Ernst, que en un texto
autobiográfico –Abajo- publicado por la revista mexicana El hijo pródigo, en
traducción de Moro, ha sabido contarnos de manera magistral su experiencia
personal, estremecedora, del mundo de la Locura, otro de los tópicos centrales
del surrealismo. Leonora Carrington viaja a México en el año 1942, para
instalarse allí definitivamente, llegando a constituirse en obligado punto de
referencia del medio artístico y cultural de ese país, a todo lo largo y ancho
del siglo pasado. O finalmente a Antonin Artaud (Marsella 1896-Ivry 1948)
figura indeleble del surrealismo heterodoxo y me atrevo a calificarlo así
porque pesar de su expulsión del movimiento en 1926, Breton nunca rompió
definitivamente con él e inclusive llego a molestarse visiblemente con aquellos
que en repetidas ocasiones quisieron enfrentarlos. Larrea no lo menciona en El
surrealismo entre viejo y nuevo mundo, porque de hacerlo hubiera comprometido
seriamente sus tesis de que los poetas surrealistas en ningún momento
consiguieron trascender el plano de lo puramente artístico o estético, para
acceder a la vía publica es decir, a la vida misma; como propuso Gerald de
Nerval. Su viaje a México en 1936, dos años entes del viaje de Breton,
constituye una aventura sin precedentes en el campo del arte y la poesía del
siglo XX . Una auténtica ingerencia en la vida mítica, en el sentido indicado
por el Breton de los Prolegómenos a un tercer manifiesto o no. Durante su
estadía en México, Artaud siempre le reprochó a los mexicanos que imitaran
indiscriminadamente los valores esclerosados y decadentes de la cultura europea
en lugar de volverse hacia su pasado indígena pre-colombino.
La sangre india de
México conserva un antiguo secreto de raza y antes de que la raza se pierda hay
que arrancarle la fuerza de ese antiguo secreto ... El México actual copia a
Europa y para mi es la civilización europea la que debe arrancarle a México su
secreto. La cultura racionalista de Europa ha fracasado y he venido a la tierra
de México para buscar las raíces mágicas que aun es posible desentrañar del
suelo indígena.(19)
No hay duda alguna de que sus cartas,
textos, poemas y relatos desde El país de los Tarahumaras constituyen el
documento surrealista avant la lettre mas vibrante de los tiempos modernos, del
que no puede prescindir el poeta, el escritor o el investigador que se interese
en las afinidades electivas que se dieron –y se dan- entre el surrealismo y la
América Latina.
NOTAS
1. Maria Meleck Vivanco
y los poetas surrealistas argentinos (I) y (II). Una entrevista de Raúl Henao
desde Medellín. EL DIA. Archipiélago Literario. Año XVIII- 3 Época. N. 695. Noviembre
2002. Tenerife. Islas Canarias. Los poetas surrealistas Argentinos: Maria
Meleck Vivanco, revista Universidad de Antioquia Nº 281 julio- septiembre de
2005. Medellín. Colombia.
2. Del surrealismo a
Mahupicchu. Juan Larrea. Editorial Joaquín mortiz. México. 1967. Pág. 17.
3. “Y como sea que tuvo
usted la imprudencia de citar uno de esos sonetos compuestos en aquel estado de
ensueño SUPERNATURALISTA cual dirían los alemanes, es preciso que los conozca
todos.
Los encontrara al final
del volumen. No son mucho más oscuros que la metafísica de Hegel o los
“Memorables” de Swedenborg. Y perderían su encanto si fuesen explicados, caso
de que eso fuese posible, por lo que le ruego me conceda al menos el merito de
la expresión”. Gerard de Nerval, LAS QUIMERAS Y OTROS POEMAS. Visor. Madrid,
1974. Pág. 11-12.
4. Primer Manifiesto
del surrealismo cit. Del surrealismo a Machipicchu. Pág. 23-24.
5. Ibíd. Notas al pie
de Pág.21.
6. “¿Qué papel atribuir
a la tradición iniciativa? Un papel cada vez más considerable mal que les pese
a esos buenos apóstoles que se inquietan hipócritamente por mí (…) observe que
no se trata apenas de saber si verdaderamente una estricta tradición escrita u
oral, ha podido extenderse más o menos secretamente desde la antigüedad hasta
nuestros días (Aun cuando esta se la objeción persistente del vulgo) sino de
descifrar si las obras que siguen influyéndonos mantienen con esa tradición,
incluso impura, relaciones apreciables o no. Creo que la cuestión está resuelta
en lo que concierne a Hugo, Nerval, Baudelaire, Rimbaud, lautréamont y Jarry (y
creo que no puede tardar en serlo en lo que concierne a Fourier. Por ejemplo, o
Mallarmé. Creo que esto es bastante grave. Yo afirmo que el pensamiento de esos
autores no hace más que reflejar, con un acierto singular, el pensamiento
esotérico tal como les llegó. A menudo fragmentariamente”. Entrevista de Aimé Patri.
Pág. 268-69. El Surrealismo, Puntos de vista y Manifestaciones. Barral
editores. Barcelona, 1970.
7. Una apreciación muy
diferente del “Luciferismo” de Bretón nos la ofrece el poeta mexicano Octavio
Paz, que la veía como una búsqueda permanente de más luz, amor y libertad: “No
en balde su estrella de elección fue lucifer, que es también Venus, el lucero
del alba y de la tarde, el ángel libertario y la mujer”. E interpretaba, por
otra parte, su postura “anticristiana” como “una afirmación de la inocencia
original del hombre, contraria a la infame idea del pecado”. Andre Bretón: La
Niebla y el Relámpago. Revista vuelta Nº 232. México. 1996.
8. Pierre Mabille.
Egregores ou la vie des civilisations. Jean Flory. Paris. 1938.Cit. en Del
surrealismo a Machupicchu. Pág. .49.
9. Pierre Mabille
Sicoanalista y ensayista. Su interpretación del “Caso Brauner” -L`oeil du
peintre- se publico en la revista Minotaure Nº 12-13. Paris. 1939.
10. Del surrealismo a
Machupicchu. Pág. 41-42.
11. Toda actitud
contemplativa – y la videncia lo es- entraña una limitación de la actividad
exterior. En “Por qué se hizo Al Ciego en la Antigüedad Poeta” –LA TALLA DE UN
AGATA (1903-1915) el poeta simbolista irlandés W.B. Yeats Nos dice: “en las
épocas primitivas el ciego se hizo poeta, de la misma manera que en nuestras
aldeas se hizo violinista, por que antes de que se limitase a cantar la vida
era preciso arrancarlo de todas las actividades porque clamaba su naturaleza ”Y
concluye al respecto: “cuando vuelva a ser posible escribir como en las grandes
épocas, los poetas futuros reconocerán que el sacrificio suyo consistirá en
rechazar lo que la ceguera o la mala fama o la cárcel negaron desde el comienzo
a ciertos hombres, que perdieron así el estimulo de un rechazo deliberado”.
12. Entrevista con
Charles-Henri Ford. Pág.233-34. El Surrealismo Puntos de vista y
Manifestaciones.
13. La entrevista de
Stefan Baciu con Péret fue realizada en Río De Janeiro en 1955, durante la
segunda estadía en Brasil del poeta francés. Y publicada inicialmente en el
periódico Tribuna da Impresa, para el que trabajaba por esa fecha el escrito
rumano. Baciu la vuelve a publicar casi 30 años después con el titulo
REENTREVISTANDO A BENJAMIN PERET, en “La Prensa Literaria, de Managua,
Nicaragua en 1984 y luego en Travessia-Revista de Literatura Brasilera Nº 16/17/18
-1988-1989. En versión al español del poeta colombiano Carlos Bedoya. Como el
mismo lo cuenta en su crónica “Del Taller de un Autor de Antologías de Poesía
Latinoamericana” dicha entrevista lo motivaría a emprender la compilación de su
famosa ANTOLOGIA DE LA POESIA SURREALISTA LATINOAMERICANA (dos ediciones en
México, 1974 y Chile 1981).
14. Benjamín Peret,” El
deshonor de los poetas”. Traducción al español: Eugenio Castro. Revista
SALAMANDRA / COMUNICACIÓN SURREALISTA / IMAGINARIO CRITICO. Madrid. 1995.
Pag.57 – 63.
15. Rafael Heliodoro
Valle, “Diálogo con Andre Breton”. Universidad de México. 1938. Cit. Por Luís
Mario Schneider, MEXICO Y EL SURREALISMO (1925-1950). ARTE Y LIBROS. México
1978.
16. Ibid. Pag.
155-160.”por un Arte Revolucionario Independiente” Fue Publicado Inicialmente
de la PARTISAN REVIEW. Vol.14. Nº 1. invierno de 1938. Londres.
17. Stefan Baciu,
SURREALISMO LATINOAMERICANO / PREGUNTAS Y RESPUESTAS Y RESPUESTAS. Cruz del
sur. Ediciones Universitarias de Valparaíso. Chile 1979. Pág. 57-66.
18. Irlemar Chiampi,
“Alejo Carpentier y el surrealismo”. Revista Universidad de México. 1979.
Pág.2-10.
19. Cit en MEXICO Y EL
SURREALISMO (1925-1950). Pág.61.
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Raúl
Henao: Poeta y ensayista colombiano, nacido en Cali, 1944. Ha vivido en EE.UU.
Venezuela y México. Escribe, básicamente, en periódicos y revistas que a través
del mundo moderno mantienen vigente el ideario poético y libertario del
surrealismo. Entre sus libros figuran: La parte del león (Monte Avila Editores,
Caracas, 1978) Sol negro (Medellín, 1985) El partido del diablo / Poesía &
crítica. ( Medellín, 1989) El virrey de los espejos y otras prosas poéticas
(Medellín, 1996 La doble estrella /el surrealismo en iberoamérica (Ensayos.
Editorial Endymión. Medellín, 2008) Haikus selectos (Fundación Zen Montaña de
Silencio. Medellín, 2009)
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