El Payaso interior es
una de las primeras obras del maestro, hacía parte de un libro que preparaba
por el año de 1916, año en el que fue publicada su primera obra; Pensamientos
de un viejo. El payaso interior es un texto
inédito publicado póstumamente. Fernando González contaba con escasos 20 años
de edad cuando redacto las máximas que dan forma a la obra en mención.
Signo de valor y
erudición, no es otra la explicación a la hora de valorar un trabajo que
escrito de manera tan temprana ya,
además de dar cuenta a su corta edad de dominar la forma aforística y de
conocer a los grandes maestros, también refleja una importante independencia de
las doctrinas. Deja ver en las líneas de El Payaso interior importantes visos
de madurez intelectual y de una gran altivez poética.
La técnica del aforismo
acuña muy bien su manera de ver el mundo, así como en su momento lo
manifestaron grandes pensadores como Nietzsche, el aforismo es más que un
estilo, es una declaración filosófica y una manera consecuente de conducir y
hacer plausible su conocimiento…
“Algunos
han preguntado ¿por qué esta forma fragmentaria? Sencillamente porque esta
clase de libros son escritos por escépticos que en nada creen firmemente. Para
escribir todo un libro sobre la misma visión del mundo es necesario ser muy
dogmático. En una palabra: mi espíritu es así; en él nacen y mueren millones de
deseos y de ideas y sensaciones. Y todo árbol da su fruto, por sus frutos los
conoceréis”.
Por ser esta obra
apenas un borrador del maestro, no se encuentra allí un carácter tan compacto
como el alcanzado en Pensamientos de un viejo, o en sus posteriores obras.
Existen en la obra en mención algunas críticas a los estamentos, especialmente
eclesiásticos, además de lanzar unos cuentos dardos a la educación de entonces,
acusándola de estéril y pueril.
Sobre el porqué del
título del libro él lo esclarece…
“El
payaso interior se llama este libro. Porque el espíritu algo tan delicado que hasta la más sencilla sensación lo modifica. ¿Habéis visto esos muñecos que hacen
cabriolas cuando se les tira de una cuerda? Pues idéntico es el espíritu. La
sensación más sencilla lo modifica grandemente. ¡Sus cabriolas las llamo yo
visiones espirituales!”
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