Integrante de una familia de suicidas y mujeres hermosas. Nieta del genial Efe Gómez y casada sucesivamente con dos poetas, Ana Isabel estaba predestinada, por así decirlo, a descrestarnos y seducirnos con este borrador de sus recuerdos personales publicados en una minúscula pero bella edición del Frailejón Editores, que nos recuerda de lejos aquel famoso Diccionario Ortográfico de José Manuel Marroquín, publicado a comienzos del siglo pasado. Como en su niñez, Ana Isabel parece observar el mundo que nos rodea −donde la mayor aventura permitida es ir de compras al supermercado o sacar el perro a pasear al jardín− desde "debajo de la cama", pero es que esa incómoda postura tiene en su pluma o en las teclas de su computador el encanto innegable que reviste la vida cotidiana, aún la más trivial y anodina... que nos hace aplazar indefinidamente o para un último momento la cita ineludible con la muerte.
1 comentarios:
Tiene algo de melancolía y de introspección no deliberada, en la que se impone su vida feliz de la calle y la infelicidad en su. Hay cierto uso de fragmentos en los que se permite, hablar de cosa muy prosaicas, como sus chanclas, sus zapatos del colegio.
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