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domingo, 2 de febrero de 2014

12 de octubre… ¿día de qué? Raul Ortiz Betancur






Una voz que es risa y canto, jolgorio y llanto, como hoja que ondula el viento me mueve, tan suavemente, tan dulcemente, casi ingrávido al lugar de los abuelos primigenios: a la casa del viejo Chibcha y a la Mancha donde habita el hidalgo don Quijote. Y preciso justo antes de fundir las lenguas, y curtir las pieles, suena el tambor. El tamborilero azteca, maya, inca, quimbaya, nutibara, emberá Chamí anuncia los rituales del festejo

En el monte sagrado Olmeca de Chalcatzingo, en el de Huanacauri lugar incaico para celebrar el Inti Raymi la fiesta del sol, en el pico Orizaba, las cumbres son hieráticas como lo es también el recodo del Beda – de la casa de los pescados río sagrado de los embera chamí allí no más en Cristianía hoy como ayer de nuevo Karmata Rúa; y en  Tierradentro, Tayrona, Guatavita, es hora de martillar, bruñir y repujar el oro. Hora de fiesta, hora para adornar los templos, esculpir los dioses, para despedir los muertos. Labores cotidianas en esos montes, montes donde se fabrican sueños. El Jaibaná, guardador de los misterios mediador ante los dioses, la vida es sagrada, sagrado es el árbol, el Jaibaná sueña. El Jaibaná canta toma el bastón emberá y entona sus cantos JAI y los espíritus que vienen de las piedras, las plantas, el río la montaña ya se acercan, bebe el Jaibaná su chicha, detiene su canto y danza y empieza la ceremonia. Incomprensible para el hombre de ultramar la existencia de otras ensoñaciones. El blanco no comprende. Los montes, las montañas cántaros sagrados surtidores de aguas mágicas nacientes en los hontanares de las quebradas, los lagos y los ríos, nacidos para regar las milpas. La naturaleza resguardada A toda hora, allí, en esos recintos sagrados, hora del festín, hora del culto, de la celebración en los Centros ceremoniales.

La maloca se ilumina, toda de luz es casa, hogar, templo para el ritual, cielo y tierra, vientre de la minga, el ombligo del mundo. En la maloca cabe el cosmos. Tiempos de adoración, tiempos sagrados aquellos, Inti raimy (la gran fiesta del Cusco). Sol fulgente, divino joven, dios rey del cielo, de las plantas, del universo

Antes del encuentro de los abuelos, antes de la fusión de horizontes, antes del advenimiento, todo, montes y valles, ríos y lagos, cielo y mar, todo, poblado de dioses, todo, revestido de oro, ofrenda a la divinidad. Quetzalcoatl serpiente emplumada, ave de las edades, divina dualidad: Lo femenino y masculino, lo imperfecto y la perfección, movimiento y quietud. El tiempo circular, el tiempo detenido, el tiempo eterno. Cronos no habita en esos montes, Kairós el eterno presente la presencia de lo eterno el momento oportuno de veneración a los dioses. Los mayas maestros del tiempo terrenal espiral y cósmico.  El juego de los hemisferios, el mito y la razón. Ixchel, señora del arco iris, de la lluvia, diosa del amor, la gestación, eterno principio femenino. Bochica el pedagogo mítico de los oficios, las artes y las ciencias. El Zipa cubierto en oro hace ofrendas a la diosa de la laguna. Karagabí pide a Tutruicá el barro amasado, el mundo de arriba el mundo de abajo, el poder de la tierra, y nace el emberá katío, el emberá chamí, el dobida, óibida y eyadiba y le encargó cuidar el agua, el río, la ciénaga, el bosque, la madre tierra, la pachamama.   
           
Por altozanos y laderas, el agua, el viento, la fauna, la flora entonan cánticos divinales, momento sacro, momento mítico, místico, de éxtasis, de silencio, ascesis suprema, momento ritual, de veneración, la naturaleza exaltada, diosa de dioses respetada. Las montañas, todas vírgenes, investidas de sacralidad, albergue de divinidades.  

Inti, sol supremo, la luna, mama killa, esposa del sol, guardiana de la noche - estrella tutelar. Yerupajá (blanco amanecer), monte sagrado. Montañas precolombinas, morada de los dioses  y de artemisas aborígenes tan reales como tú, como aquellas, cultivadas en las entrañas de los bosques paridas anidadas en el útero silencioso de la noche, ellas, vigilantes de las selvas y de los sembrados, ninfas centinelas hontanares de luz, protectoras de las fuentes, de los árboles, de los campos, de los fresnos, del mar, de las ovejas. Ellas son las cacicas, mama t’allas, comandantas, amazonas, luchadoras libertarias como tú, cuando irreverente, Anacaona Flor de oro de La española, ultrajada, ahorcada como aquellas la Gaitana, grito de libertad, Bartolina Sisa La virreina, Guacolda la de Chile, Apacuana en Venezuela Todas ellas con atuendos de tules blancos escuderas invitando a la resistencia en custodia de los templos naturales donde habitan las deidades tutelares de los aires, como tú, señor cóndor de los andes mensajero de los dioses, como ellos, divinidades extracto de la tierra, Akbal el jaguar, la lluvia, el quetzal pájaro serpiente el río, el maíz, la piedra, el árbol, todos ellos, demiurgos, germen de vida, la naturaleza protegida el petróleo sangre de la madre tierra. Huayra-tata esposo de la Pachamama, dios señor del viento mensajero del sosiego y la tempestad, dios andrógino, viento y tierra

La pachamama triste. Un calor insoportable – calentamiento global, las sequías, los incendios, el nivel del mar oscureciendo las playas, las especies desaparecidas, el hombre impávido, la estupidez humana. Todo por el oro. El oso del Atlas ya no canta ni la foca monje vocaliza, ya no se escucha el rugido del león de melena negra, el alca grande el gran pingüino dejó de extender sus alas y de danzar y graznar en el momento antes de la copulación divina. Los glaciares derretidos Las lágrimas de la pachamama compungida. No es ella la de los tsunamis  

Ayer, montañas sólidas, principios sólidos, hoy, morales volátiles, líquidas al precio del oro, moral bursátil, como volátiles los objetos, el hombre cosificado, los valores al garete de la subasta.

Hierofanías, el mundo, el cosmos, ellos, tú y yo, el arroyo, el aire, la selva, natura, somos uno, la vida es sagrada Sobremodernidad informe, desacralizada, sin atadura al tiempo, al espacio. Occidente sin oriente.

La quena viaja por el rincón americano, recoge en cuencos la palabra de los abuelos de rostros perennes de los abuelos de caras eternas, de caras blancas. Hijos del viento, de la aurora, del crepúsculo que nace donde muere el río, lugar de asomo a la esperanza

Capac no ha muerto, Monteczuma no ha muerto, Atahualpa no ha muerto, ni el Wayuu ni el U’wa, ni nuestros hermanos mayores custodios del mundo los Mamos han muerto. Tampoco el Chamí ha muerto, con sus tres mundos vigila y protege la tierra, el río, el mar, el cielo: en el de arriba – bajía – habita Karagabí creador del hombre y de todo cuanto existe guardián del agua y la reparte. En el mundo de los humanos – egoró – viven los Émberá. Y en el de abajo – aremuko – nace el Jaibaná sabio cantor que invoca a los espíritus allá reunidos con Tutruica dios del mundo dador del barro. El Chamí no ha muerto
             
El petróleo no es oro negro, es sangre de la pachamama no lo extraigas, déjalo ahí, un fósil agotable, tómala del sol. El Popol Vuh, Principio del aborigen el Chilam Balam el que profetiza el libro del jaguar, Bachué madre originaria, diosa de los riachuelos y manantiales. la diosa Bachué, náyade amerindia, venias al agua

1492, ¡llegó Cervantes!, enriquecida la palabra. Hay destellos luminosos…  y oscuros, muy oscuros en ese choque. Encuentros dispares, encuentros coitales, copuló la noche, brotó la esperma, ovulación mestiza, zamba, mulata, bellas las pieles indias, las pieles blancas, las pieles negras, las pieles ahumadas, pieles negroides como dijera el brujo de Otraparte. Hermosas, amasadas en el barro, cobrizas esas pieles de bronce, las que se curtieron.

1492. Llegó también la espada y la cruz, los vientres reventados. El oro de los dioses, saqueado, la tierra europeizada, los templos destruidos, las creencias, las costumbres, las mujeres violadas. El indio ignorado, vapuleado, lleva siglos, la resistencia, la minga continúa su clamor, los llaman terroristas, o si no incivilizados. Ayer y hoy continúa el irrespeto a su ley de origen su sabiduría. Cuéntales tú, Padre De las casas, cómo, no han hecho hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las estrañas. Gracias Fray Bartolomé por poner al descubierto en La brevísima relación de la destrucción de las indias, el genocidio, la matanza, el holocausto.

¿Fue un descubrimiento? NO – un genocidio SÍ, una invasión TAMBÍEN – Ya estaban aquí en su territorio de abya yala, custodiando los bosques, cuidando el agua, venerando al jaguar a la serpiente, al quetzal, cultivando la milpa, el fríjol, el ayote. La otredad perdida – No tienen alma dijeron ellos. Se llevaron el oro pero no el rocío desvanecido con los primeros rayos ni el canto al amanecer hecho plegaria en acción de gracias  a la madre tierra, al padre sol, a la diosa luna, al río virgen recién llegado de la montaña con misivas de la cosecha. No tienen alma dijeron ellos.  

Alau, en lengua quechua: alarido, dolor intenso, aullante. Alau por el amauta degollado, sabio maestro. Un alau por el Ayllu destruido, la célula familiar desaparecida. Colcampata, campo consagrado al sol, devastado. Gran Inti... saqueado, alau. Canten Haravicus en versos incanatos el alau de sus gentes.

Nosotros, poetas, de aquí, de allá, de hoy, de ayer, de siempre, que oímos el lenguaje del trueno, cantemos sus sueños, sus clamores, sus proclamas, sus quejas. Porque, lo que queda lo cantan los poetas, tú san Hölderling. Y cántanos tú Netzahualcoyotl “ lo que dice el ave roja de los dioses”. Un alau por el hillu aca y por la Waka alau. Mitimaes: enviados a la muerte, alau, alau. Lo que queda es el silencio, el canto del poeta.

El garrote a Atahualpa retumba, desde aquí restalla, estremece siglos, Tan… tan… tan…ese golpe penetra en las entrañas de los tiempos, arranca gritos a las vísceras de la tierra, alau, alau. PACHAMAMA -  PACHAMAMA – madre ultrajada. ¿Dónde el ser supremo, dónde PACHACAMAC?, ¿dónde lo sagrado? Todo por el oro, el afán de la conquista, el afán del territorio – ¡esa condición humana!

Ellos, los de estas tierras, el inca, el maya, el azteca, el chibcha, el caribe, el emberá chamí, el mamo, el arhuaco, el kogui, aquí estaban, aquí están: aquí están forjando historia, custodiando el mundo.  Siempre la han tenido, tienen ALMA mensajera de otras visiones, otros atisbos, otras vislumbres que el hermanito menor no avizora. En ese encuentro, un centellear de múltiples mundos nuevos, cuna de relámpagos, rayos y centellas. Un asombro recíproco, de encuentros y desencuentros: Maravilloso el regalo de la palabra, de la nueva palabra, horrenda la execrable profanación, el perenne olvido de la otra.

Bello el poema inca en la labranza, en los tiempos de luchas y de esperanzas sembrando la semilla: el son musical engalana el campo, las voces indígenas  cantarinas desmenuzan la tierra, brota el germen, vigilan el cultivo, recogen el fruto, bellos los cantos indios: - “!Ayau jailli!. ¡Ea el triunfo!, !Ayau jailli! “!Kaika thajilla, kaika suka! !He aquí el arado y el triunfo” ¡Kaika maki; kayka junpi! !He aquí el sudor y la mano![1]

A esa cosa la llaman progreso y mire: los árboles talados, la explotación minera y la tierra contaminada y los combustibles fósiles en proceso de agotamiento; las basuras en los ríos en los mares en las lagunas, todo desacralizado, el calentamiento global, los glaciares derretidos, los campos destruidos. La ambición del blanco bebe en su propio cataclismo. La naturaleza en desamparo besa la maloca. El indígena se conmociona, la compadece, la protege. Por su rostro resbalan lágrimas.

Por el cono americano surcan molinos de viento, rompen con sus aspas el aire turbulento. Ellos son los hermanos mayores. En la quena viajan los ancestrales ecos... ecos... ecos... clon las enseñanzas de los sabios maestros. El aborigen no ha muerto, no ha muerto

[2]   Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  
 Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau  Alau     



[1] Poesía Inca
[2] Vocabulario de palabras indígenas – Louis Baudin en “ El imperio socialista de los INCAS”
Aca: Bebida indígena hecha de granos de maíz que, una vez mascados por mujeres y ancianos, eran
echados en agua, de procedencia preferentemente pantanosa, y luego guardados en tiestos para su fermentación. Chicha
Raimy: Bebida indígena hecha de granos de maíz que, una vez mascados por mujeres y ancianos, eran echados
en agua, de procedencia preferentemente pantanosa, y luego guardados en tiestos para su fermentación. Chicha
Ayllu: Organización social andina del inkanato. Constituyó la célula fundamental, formada por el conjunto de
 descendientes de un antepasado común. Se remonta a más de 3,000 años.
Alau: Alarido, dolor intenso, aullante
Amauta: Sabio intérprete del soberano – sabio maestro
Colcampata: Campo consagrado al sol
Inti: Dios sol
Haravicus: Poetas encargados de celebrar en las fiestas Las Virtudes de los antepasados, la gloria del Soberano o amores
Imaginarios
Hillu: Palabra que significa alimento
Huaca-Waca: Sagrado – lugares y objetos sagrados - Término por el que los indígenas designaban Todo aquello que salía de lo común y que
Consideraban sagrado por su procedencia divina
Huaira: Viento – veloz como el viento
Pachacamac: Ser Supremo, de carácter abstracto
Mitimaes: Palabra derivada del quichua (mitmak), que  quiere decir “hombre enviado a otra parte”
Ayau jailli: ¡Ea el triunfo!
Quena: Flauta vertical de hueso o caña
Yerupajá: El Yerupajá, que en quechua significa blanco amanecer ( Yuraq, blanco; Pajaj amanecer) ha sido por mucho
tiempo una montaña sagrada para la etnia Yarowilca (la montaña era el Pakarina o Apu de este pueblo andino, nombres que en quechua denotan el lugar donde habitaban los dioses). Pero no sólo es con los pueblos originarios de esta zona de la cordillera de los Andes que la montaña tiene una relación importante. El Yerupajá es sin lugar a dudas una de las montañas más impresionantes de los Andes, lo que ha atraído la atención de muchos montañistas modernos

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