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lunes, 13 de agosto de 2012

LA DOBLE ESTRELLA: EL SURREALISMO EN IBEROAMÉRICA. POR RAÚL HENAO



LA DOBLE ESTRELLA: EL SURREALISMO EN IBEROAMÉRICA
POR RAÚL HENAO




He afirmado en otra parte que las relaciones del surrealismo con la poesía latinoamericana fueron del orden de las afinidades y correspondencias, del azar objetivo, y no de la persuasión ideológica o proselitista. (1)

     Es en este sentido que no podemos pasar por alto el ensayo medular escrito al término de la segunda guerra mundial por el poeta español Juan Larrea, titulado precisamente El surrealismo entre viejo y nuevo mundo (1944) un ensayo insólito y bastante desconcertante que comienza por resaltar la importancia del surrealismo al que define como el último, más avanzado y ambicioso vástago del arte occidental a la par que se cuida de deslindarlo de otros movimientos vanguardistas contemporáneos porque el surrealismo nunca ha pretendido ser, ni en lo fundamental ha sido una moda literaria destinada a adornar el ocio contemplativo del lector, sino la expresión del designio pronunciado en occidente de practicar la poesía, integrando la persona dentro del fenómeno poético, de adentrarse por los vericuetos del ser en busca de un nivel de conciencia que conjugue sueño y realidad, de revolucionar sicológica y socialmente, colectando las aguas subterráneas de la tradición y prolongado las experiencias individuales más atrevidas, el mundo del que es producto subversivo(2).

     Es claro que Larrea ve al movimiento surrealista como a un avatar o una avanzada, en el período de entreguerras, de las ideas, no tanto de Guillaume Apollinaire, del que supuestamente procede el nombre surrealismo, pronunciado por primera vez en el prefacio de su obra teatral Les mamelles de Tiresias, sino de la obra poética y autobiográfica de Gerald de Nerval, que en una carta a Alejandro Dumas –prólogo de Les filles du feu nos habla de un supernaturalismo de cuño hermético y muy personal. (3) Y que en su obra El sueño y la vida, titulada sólo subsidiariamente Aurelia, se propone traspasar las puertas de cuerno o marfil del sueño para desentrañar su misterio o sentido último y así acceder a la realidad total, esa que conjuga en una solo vivencia, el sueño y la vigilia, la locura y la cordura, el arte y la vida. O sea el mismo objetivo que busca alcanzar el movimiento surrealista ya desde su primer Manifiesto:

 Creo en la solución futura de estos dos estados, tan contradictorios en apariencia, que son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de súper naturalidad, si es factible denominarla así.

     Ese énfasis puesto por el fundador del surrealismo en la figura emblemática de Nerval, privilegiándola sobre la de otros precursores como El Marqués de Sade o Lautréamont, es un indicio evidente, nos dice Larrea, del nexo fundamental que une al surrealismo con movimientos literarios y poéticos del pasado, como el simbolismo o su predecesor inmediato el romanticismo, este último en su versión alemana, ya que al igual que el surrealismo, los poetas del romanticismo alemán buscaron como objetivo supremo, alcanzar ese estado de videncia, que no otra cosa es ese hilo conductor del que nos habla el autor de Les vases communicants: Deseo que el surrealismo no pase de haber intentado nada mejor que tender un hilo conductor entre los mundos excesivamente disociados de la vigilia y el sueño, de la realidad exterior y de la interior, de la razón y la locura, del sosiego del conocimiento y del amor, de la vida por la vida y de la revolución(4).

     Así Novalis nos dice por su parte que el hombre enteramente conciente se llama el vidente, O Baader: todo artista, todo poeta auténtico es vidente o visionario O Passavant: el hombre es esencialmente vidente o visionario, la poesía es profecía(5)

     Este mismo tema de la videncia, obsesivo y reiterativo en la obra de los grandes románticos alemanes, va a constituir también un leitmotiv de la obra poética de André Breton y advertimos fácilmente su presencia en las páginas más significativas y sugestivas de Nadja (1928) o El amor loco (1938).

     Pero Larrea, al que separa de Breton su adhesión a la concepción cristiana del mundo y que en repetidas ocasiones señala como una falta, como un defecto capital del movimiento surrealista el que su fundador se apartara radicalmente tanto del legado cultural greco–latino – (La cultura greco-latina está en plena agonía nos dice en una de sus entrevistas con J. Louis Bedoin y P. Denorme) para orientarse cada vez más en la vía de la tradición esotérica o iniciática,(6) cayendo en un luciferismo vindicativo y anticristiano:El luciferismo prometeico peculiar del ansia de deificación del Romanticismo, deflagra sus oscuras pólvoras aquí. Es el luciferismo de Nerval “el tenebroso, el viudo, el inconsolado” bajo el “sol negro”. El príncipe de las tinieblas que “por dos veces cruzó el aqueronte” cuando bajó a los infiernos en busca de la claridad complementaria y precisa para ver como “todo se corresponde” mucho antes de que Baudelaire, otro de los tenebrosos príncipes, fundara su célebre y prolífico soneto de “las correspondencias” en una tenebrosa y profunda unidad. (7) No le interesa tanto el significado que la videncia poética asume en el pensamiento o la obra individual de Breton, Peret, Eluard o Desnos, sino aquel que reviste para el movimiento surrealista en su conjunto, como agrupación o colectividad situada de manera antitética frente a la totalidad de los valores tradicionales de la cultura occidental.

     A este propósito, nos dice, resulta obligado remitirse a las ideas expuestas por Pierre Mabille (1904 – 1952) – el teórico, quizás, más brillante del movimiento- en su libro Egrégores ou la Vie des civilisations (1938) estudio del comportamiento de las agrupaciones o sociedades humanas, donde llega a la conclusión de que estas persiguen muchas veces un derrotero diferente al de los individuos que las integran:

     Llamo egrégores, palabra antaño empleada por los hermetistas, al grupo humano dotado de una personalidad distinta a la de los individuos que lo forman(8).

     A los designios de esta personalidad grupal y orgánica, atribuye el poeta español la autoría del caso Brauner un accidente o suceso fortuito y enigmático que se presenta en le contexto de las actividades poético-artísticas del movimiento de Breton, revistiendo el carácter de una consigna o mensaje cifrado por su naturaleza asombrosa, rayana casi en lo paranormal. El caso Brauner descrito e interpretado en su momento por Pierre Mabille (9) es a su vez expuesto de la manera siguiente por Larrea:

Victor Brauner es un pintor surrealista nacido en Rumania y domiciliado desde hace bastantes años en Paris. El día 27 de Agosto de 1938 fue víctima por “casualidad” del impacto de un vaso disparado contra otra persona, el cual le arrancó literalmente y para siempre el ojo izquierdo. El percance ocurrió del siguiente modo. Estando reunidos aquella noche varios amigos surrealistas en el taller de uno de ellos: el pintor español Oscar Domínguez, éste sin saberse a punto fino porqué, se enfureció de súbito contra otro de los de allí presentes, lo maltrató de palabra y se disponía a agredirle, cuando se interpusieron los demás para impedir la reyerta, fuera de sí Domínguez logró en sus forcejeos alcanzar un vaso que disparó con ímpetu contra el objeto de sus iras. Victor Brauner formaba parte del grupo que sujetaba a éste último. Medio vuelto no pudo ver la llegada del proyectil ni precaverse, recibiendo el golpe en el ojo izquierdo, que herido de refilón, salto fuera de su órbita.

Lo muy notable del caso es que Victor Brauner padecía de tiempo atrás una obsesión centrada en los órganos visuales, a tal punto que siete años antes había tenido la extrañísima ocurrencia de pintar su autorretrato representándose tuerto del ojo derecho. Sucede pues que la realidad física viene a verificar del modo más fortuito e imprevisible, incluso por la torpeza de su autor material, el oscuro deseo simbólico manifestado pictóricamente por el interesado con larga anticipación. El hecho no puede ser más insólito y digno de examen en particular para los surrealistas, puesto que hace diana en los círculos concéntricos de su credo.(10)
     Este extraño evento, al que no corresponde ninguna interpretación racional, afirma Larrea, puede no obstante explicarse sin recurrir a argumentos forzados como los ofrecidos por la magia o el psicoanálisis (telequinesia, castigo expiatorio, autocastración, etc) a la luz de las teorías sobre el mecanismo de los sueños premonitorios formulada por J.W. Dunne –Un experimento con el tiempo- en donde afirma que los sueños o algunos sueños se fabulan en una dimensión para-crónica, donde co-existen pasado y futuro, tomando indistintamente elementos de ambos sectores. Es factible, en consecuencia, deducir que Brauner concibió su autorretrato abstraído del tiempo histórico, en trance tetradimencional, viendo intuitivamente, sin que su conciencia egoísta se apercibiera lo que le sucedería años más tarde. Incluso el detalle de la imprecisión del ojo lastimado que en el autorretrato es el derecho, más en realidad el izquierdo, cae dentro de las deformaciones naturales de los sueño.

     Pero el poeta español, en realidad, no busca despejar la incógnita del caso Brauner al trasluz de los sueños premonitorios de Dunne. Lo que le interesa de alguna manera es señalarnos su inequívoca identidad surrealista; que, aunque dicho caso presente una fisonomía particular , se trata en realidad de un fruto colectivo del surrealismo, mediante el cual es posible conocer las savias que condensa”. O “una manifestación del surrealismo en cuanto egrégores o entidad orgánica, la realización simbólica de sus reprimidos deseos.

     Así nos dice, resulta inaceptable pensar que un individuo apetezca quedarse tuerto, perspectiva que sería forzoso admitir para explicar sicoanalíticamente el referido autorretrato. En cambio, para el grupo o egrégores surrealista si es interesante hacerse oír, dar señales indirectas de vida mediante un signo fehaciente, ofrecer constancia de su realidad esencial aún a expensas de la integridad de uno de los miembros del grupo. Este es el modo como dicha realidad –superrealidad- logra manifestarse trascendentalmente y alcanza su eficacia creadora. Pasando de una órbita a otra más amplia, cabe en efecto decir que tanto las afirmaciones de Nerval, Rimbaud, Lautréamont y Breton, como el Perro Andaluz y el caso Brauner –incluso el Romanticismo- son piezas de un mismo complejo orgánico. Su conjunto forma una especie de pequeña nebulosa espiral recogida sobre sí misma en el tiempo, representando el designio inherente a la naturaleza de la colectividad de que la individualidad, esto es cada uno de los individuos, alcance aquel estado que la pérdida del ojo individual significa: el estado de videncia (11)

     Eso Explica –continúa Larrea- porqué Pierre Mabille, que analizó incluso los recuerdos de infancia y juventud del pintor, no encontró antecedentes personales que hubieran podido determinar por traumatismo el estado obsesivo que indujo a Brauner a pintar en 1931 su autorretrato tuerto… aparte de otras obras pertenecientes al ciclo de los ojos perforantes o perforados, ya que dichos antecedentes se encontraban en la propia experiencia del grupo. Larrea cita al respecto la resonancia que tuvo el film de Luis Buñuel y Salvador Dali:Un chien andalou, estrenando en Paris, en 1929, dos años antes de que Brauner pintara su autorretrato…aquel famoso close up donde al par que la luna se ve atravesada por una afilada nube, el ojo de la protagonista es seccionado atrozmente con una navaja por su compañero. O la también famosa –Larrea no la menciona- ilustración de la Revolution Surrealista, con la fotografía de dieciséis componentes del grupo, todos ellos con los ojos cerrados.

     Pero el caso Brauner no se limita en opinión de Larrea a encarnar el deseo de poseer el estado de videncia ese diamante interior y ciego que puede ser tanto el alma del hielo como la del fuego, determinando de ese modo aquel punto supremo del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos como contradictorios, una de las tres vías en las que las actividades surrealistas se habían comprometido antes de la guerra… Sino que también responde el programa trazado por Breton de continuar explorando en el futuro, tanto la vía del azar objetivo como la del humor negro.(12)

     Además, nos dice, el caso Brauner constituye por su parecido con los mitos de la antigüedad clásica, como los de Edipo o Prometeo, un claro ejemplo de intervención en la vía mítica en el sentido otorgado por Breton:

    En períodos de gran división y de gran dimisión como el presente, ese mito sigue un curso en cierto modo subterráneo a pesar de seguir siendo el afán fundamental de algunos hombres. Me he convencido a través de mis viajes de que el destino de las comunidades humanas se valora en función del poder que siguen teniendo para ellos los mitos que las condicionan.

     Sin embargo Larrea –cuya concepción poética raya en ocasiones en el misticismo- difiere de Breton, al considerar que el caso Brauner trasciende también la necesidad de hallar un mito nuevo, propuesta por el autor de Los prolegómenos a un tercer manifiesto o no:

El surrealismo, fruto dialéctico y revolucionario de la época, del mismo modo que busca la superrealidad, clama por el supermito, por aquella ficción que cargada de energías simbólicas y mágicas, le permita imponerse al mundo. A lo que me alcanza, no ha llegado aún a la conclusión de que la época de la realidad, también en este punto debe ser sintética y de que, por tanto, ha de caracterizarse por aquella posición que significa la superación del mito y del antimito, de la intuición espiritualista pura y de la razón materialista pura; para constituirse allí donde los sectarismos a que corresponden se integren cimeramente. Esta región suma, si puede llamarse así, es la privativa de la dimensión poética que con su conciencia adecuada reina más allá de toda relación absoluta de causalidad.

     Y se atreve a dictaminar que el caso Brauner, aparte de simbolizar el advenimiento histórico del estado de Videncia, conlleva además , el imperativo de pasar de una conciencia social a una conciencia cósmica:
de tal manera que Brauner queda convertido en una suerte de jeroglífico figurando la solución de la antiquísima dualidad Dios y hombre, cosa que coincide admirablemente con el supremo deseo del Romanticismo de deshacer dicha dualidad, creando una conciencia equivalente, en cierto modo, a la divinización del ser Humano.

     Y es en ese punto, una vez concluido el desciframiento de los aspectos simbólicos y su contenido latente -término freudiano al que a menudo recurre Breton- del caso Brauner, que el pensamiento de Larrea, continuando las tesis escatológicas o apocalípticas de Pierre Mabille en sus Egrégores ou la Vie des civilisations-que son a su vez, en buena parte, un eco o reflejo de las profesadas por Oswald Spengler en su libro La decadencia de occidente-donde se pronostica o anticipa el advenimiento para la cultura occidental de un período crepuscular, de ocaso irreversible e irrevocable, que las dos guerras mundiales de 1914 y 1939 respectivamente, y la guerra civil española, parecen confirmar…bordea los límites de la utopía, al sentar que el tiempo de reconciliación de los contrarios, de conciencia en expansión o cósmica, de videncia (ver y ser visto) de superrealidad o Realidad mayúscula, tiene ya su contraparte histórica y hasta geográfica en el nuevo mundo concretamente en el continente americano:

Puede decirse en principio, que éste es el mundo donde sueño y realidad están llamados a resolver su antinomia, donde ha de realizarse la Videncia o supervisión necesaria para alcanzar un nuevo conocimiento. Aquí, en el cenit de la esfera, es donde tiene lugar la encumbración conjunta de las dos vertientes: Asia y Europa, Oriente y Occidente.

     Porque Larrea cree con Rubén Darío, cuyo pensamiento poético va a confrontar más adelante con el de Pablo Neruda, que los países iberoamericanos constituyen realmente el foco de una cultura nueva, son países aurorales, donde se gesta una humanidad futura capaz de vivir plenamente la conciencia poética de la realidad: de distinto género a lo conocido hasta el presente, pues, se perfila más allá de la mente mágico-religiosa, en el recinto lúcido y multidimensional donde mito y antimito, sueño y realidad, se integran.

     Y ve multiplicarse los signos o indicios de su advenimiento, no sólo en las circunstancias premonitorias que rodearon el caso Brauner: último mensaje que nos dejara el surrealismo como agrupación o entidad autónoma, sino en la influencia imantatoria, a manera como nuestro satélite galvaniza las mareas, ejercida con anticipación en el ámbito de la literatura francesa por poetas americanos como Edgar Poe, Walt Whitman o Lautrémont (no olvidemos que Francis Picabia o Francis Martínez, figura decisiva en los comienzos de la aventura dadaísta y surrealista, era hijo de un diplomático cubano). Y en el ámbito hispánico por Rubén Darío, Vicente Huidobro, César Vallejo o Pablo Neruda (aunque la influencia del poeta chileno es considerada por Larrea como de signo negativo, porque subordina la poesía a la política).

     Como complemento –refrendado las tesis contenidas en El surrealismo entre viejo y nuevo mundo –vale la pena destacar el fenómeno de la diáspora –a comienzos y en el transcurso de la segunda guerra mundial- de los principales exponentes del surrealismo, que parecen derivar, conciente o inconcientemente, hacia los países iberoamericanos.

     Comencemos por mencionar a Benjamín Péret (1899-1959) el poeta súper imaginativo, humorista absurdo, de Le grand jeu, je sublime, feu central, y je ne pas de ce pain-la, quizás el único surrealista de primera hora que permanece fielmente al lado de Breton. Péret viaja dos veces a Brasil (1929-31 y 1955-56) de donde es expulsado como peligroso agitador. En Río de Janeiro, lo entrevista Stefan Baciu, el polígrafo rumano que más adelante publicará la primera Antología de la poesía surrealista latinoamericana. A la pregunta del autor rumano sobre la influencia del surrealismo en el arte y la literatura iberoamericanos, le responde:

Pude observar esto en América Latina, aquí mismo en Brasil tuve la sorpresa de encontrar hace veinticinco años a intelectuales de mi generación que conocían y apreciaban el movimiento mejor que muchos de los cofrades de París. Grupos numéricamente pequeños surgieron en casi todas partes: en Lima, César Moro y Westphalen; Cáceres (quien murió trágicamente en 1949) Braulio Arenas y Enrique Gómez Correa en Chile; y en Cuba Wifredo Lam, son todavía puntos de atracción para todos los estudiosos.(13)

     A comienzos de 1942, Benjamín Péret viaja a México acompañado de su mujer, la pintora surrealista española Remedios Varo, y permanece allí hasta 1947. En el transcurso de su estadía en la capital Azteca reúne el material que le servirá más adelante para publicar Air mexican (París, 1952, con ilustraciones de Rufino Tamayo), traduce a Octavio Paz y lo presenta a Breton; hace una versión de El libro de Chilam Balaam de los mayas y recopila una Antología de mitos leyendas y cuentos populares de América (Albín Michel. Paris 1952). La primera parte de la introducción de Péret se publicó en New York, en Mayo de 1943, con el título de La parole est a peret, prefacio de A. Breton)

    Péret, hombre esencialmente político, militante trotskista y anarquista, combatiente de las brigadas internacionales en la guerra civil española, se rehúsa sin embargo, a mezclar indiscriminadamente poesía y política, rebajando el poder emancipador, estético e intelectual de la primera. En Río de Janeiro la salida al público de un libro de poemas de la resistencia francesa, lo lleva a escribir a manera de respuesta, El deshonor de los poetas, un texto de capital importancia para esclarecer lo confuso de estas relaciones:

En tanto que los fantasmas malévolos de la religión y de la patria cualquiera que sea el disfraz bajo el que se ocultan, contaminen el aire social e intelectual, ninguna libertad será concebible: su previa expulsión es una de las condiciones capitales para el advenimiento de la libertad. Todo “poema” que exalta una “libertad” voluntariamente indefinida y adornada con atributos religiosos o nacionalistas, deja de ser un poema para convertirse en seguida en un obstáculo para la liberación total del hombre. Un “poema” tal le engaña al mostrarle una libertad que oculta nuevas cadenas. Al contrario, de todo poema auténtico se escapa un aliento de libertad plena y activa, aunque ésta libertad no sea evocada bajo su aspecto político o social, contribuyendo así a la liberación efectiva del hombre.(14)

     André Breton (Tinchebray 1896 - París 1966) fundador y principal animador del srrealismo, realiza un periplo no menos significativo y apasionante en su deriva hacia el mundo iberoamericano.

     En 1937, poco después del nacimiento de su única hija, se encuentra en una situación económica extremadamente crítica y a través de su amigo Jean Girardoux, solicita una plaza de lector u otro cargo en el extranjero a los Servicios Culturales, dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores Franceses. Luego de varios meses de espera se le ofrece, finalmente, una misión a México con el propósito de que dicte una serie de conferencias sobre Literatura y Arte desde los Enciclopedistas a Nuestros Días. El mismo lo cuenta de la siguiente manera en sus Entrevistas radiofónicas con André Parinaud:

Se realizaba una de las grandes aspiraciones de mi vida, a pesar de que no me gustaba mucho viajar, México –tal vez debido a recuerdos de la infancia- era entre todos el país que más me atraía y debo decir que no me decepcioné en absoluto.

     A comienzos de 1938, en el recinto de la Universidad de México, lo interpela el poeta Hondureño, radicado en la capital mexicana Rafael Heliodoro Valle:

¿Hay un México surrealista? Si usted cree que lo hay ¿Dónde lo ha encontrado? A lo que responde el poeta Francés: México tiende a ser el lugar surrealista por excelencia. Encuentro el México surrealista en su relieve, en su flora, en el dinamismo que le confiere la mezcla de sus razas, así como en sus aspiraciones más altas: la de acabar la explotación del hombre por el hombre. (15)

     La frase citada ha devenido con el tiempo en el cliché y contiene además una buena dósis de demagogia, motivada, quizás, por el deseo de agradar a sus anfitriones mexicanos, pero no hay duda de que es representativa de lo aquí expuesto.

     Por otra parte, el mago del surrealismo, el fabuloso antipadre –El padre es el que impone deberes, el antipadre el que reivindica derechos- del que nos habla Sarane Alexandrian en su estupenda biografía André Breton par Lui Meme (Editions du Senil Paris.1971) se queja en la capital azteca de lo desorganizado de su gira de conferencias, del desinterés del público en general y finalmente, no consigue dictar sino dos de las cuatro charlas programadas. En cambio, va a lograr el objetivo más importante de su viaje: entrevistarse con León Trotsky. En compañía del revolucionario ruso y del pintor Diego Rivera, redactan el famoso Manifiesto por un arte revolucionario independiente, uno de los documentos más valiosos que legará el movimiento surrealista a la posterioridad, por la manera magistral como esclarece las relaciones conflictivas entre el arte y la política:

La libre elección de sus temas y la absoluta no-restricción en lo que hace al campo de sus exploraciones, constituyen para el artista un bien que el tiene derecho a reivindicar como inalienable.

En materia de creación artística importa fundamentalmente que la imaginación escape a cualquier restricción, que no se deje imponer falsas reglas bajo ningún pretexto. A aquellos que inciten hoy o mañana, a consentir que el arte sea sometido a una disciplina que consideramos incompatible con sus medios, oponemos una negativa sin apelación y nuestra voluntad deliberada de hacer valer la fórmula: Todo está permitido en el arte. (16)

     Pero la aventura latinoamericana de Breton no termina en México. En el mes de marzo de 1941, ya en plena guerra mundial y luego de ser desmovilizado, el poeta viaja a los EE.UU. de Norteamérica, donde permanecerá hasta el año 46, cuando regresa a Francia. En el trayecto de su viaje de ida y vuelta rumbo a la Martinica, recala en Haití y la República Dominicana. En santo Domingo, entonces Ciudad Trujillo, lo entrevista –primera “entrevista” que se le hace en territorio americano- el pintor, ensayista y poeta español Eugenio Fernández Granell, asilado en Republica Dominicana desde la derrota del gobierno republicano, a finales de la Guerra Civil Española (recordemos que Larrea otorga a los españoles participantes del movimiento surrealista el papel de mediadores en el advenimiento del mito Inmenso. O sea, de heraldos y estafetas del nacimiento en iberoamérica de una cultura nueva).

     El poeta francés regresa a la República Dominicana en 1946, luego de vivir en New York, y en esta oportunidad E.F. Granell le presenta al grupo de poetas de La poesía Sorprendida (nombre del grupo y la revista que publican) integrada por el chileno Alberto Baeza Flores, Rafael Américo Henríquez, Franklin Mieses Burgos, Fredy Gatón Arce, Lebrón Seviñon y Fernández Spencer:

Breton escucha poesías, recibe libros y revistas, dejando constancia de su opinión sobre el trabajo de La Poesía Sorprendida: esta labor hay que darla a conocer a Europa. Pueden estar ustedes seguros que en Hispanoamérica no existe una revista de tan noble calidad.

     Alberto Baeza Flores nos dice lo siguiente acerca del efecto que produce la presencia del poeta surrealista en el medio cultural dominicano:

La presencia de André Breton en la República Dominicana no podía ser grata dada la posición política de Breton y su oposición a toda dictadura y todo imperialismo. Por otra parte, La Poesía Sorprendida había hecho declaraciones, ya en su número inicial, que colindaban con las orientaciones centrales de Breton y el surrealismo: “cambiar la vida”. Había dicho La Poesía Sorprendida en su número 1 de Octubre de 1943: “estamos por la creación sin límites, sin fronteras y permanente… Estamos contra toda limitación del hombre, la vida y la poesía.

     En lo que se refiere a la influencia que la poesía surrealista tuvo en el medio caribeño agrega lo siguiente:
La Poesía Sorprendida es la primera revista del Caribe, en idioma español, que históricamente acoge, traduce y difunde a los poetas surrealistas en el vasto escenario del Caribe, con intensidad profundidad y amplitud. Es sin duda, un punto de apoyo del surrealismo puro en el Caribe. Y la presencia de La Poesía Sorprendida se mantuvo viva y vigente hasta el número 13, inclusive; -octubre a diciembre de 1944.(17)

     Las dos estadías de Breton en Haití (1941 y 1945) –guiado por Pierre Mabille que entonces se encontraba como consejero cultural de Asuntos Franceses en Port au Prince- donde tiene la oportunidad de observar de cerca los fenómenos de posesión que han sido siempre uno de los polos de atención del surrealismo. Resulta todavía más impactante si se piensa que dicho país será a su vez el escenario donde el novelista cubano Alejo Carpentier va a concebir y colocar, como telón de fondo, el argumento y los personajes que le servirán de pretexto para formular sus conocidas tesis sobre lo real maravilloso americano oponiéndolas de manera un poco amañada y fraudulenta a lo maravilloso surrealista de Mabille.

     Irlemar Chiampi, en su artículo Alejo Carpentier y el surrealismo nos dice al respecto: No pretendo con estas indicaciones exagerar el estimulo surrealista para el enfoque carpenteriano de la magia de Haití (...) Vale la pena insistir, sin embargo, que tal versión – así como sus prolongaciones a lo maravilloso de América- arranca por varios de sus meandros teóricos de los postulados surrealistas. Suscita perplejidad pues, que sea precisamente la cultura Haitiana –tan reverenciada por un poeta y un ensayista del movimiento surrealista – la que sirva como guía para un proyecto americanista y antisurrealista.

No ignoro que Carpentier rectifico sus criticas al surrealismo y reconoció el aporte de ese movimiento para su entendimiento de las texturas del mundo americano. Sin embargo, la omisión de cualquier referencia del escritor cubano en sus escritos, a sus contactos con Pierre Mabille y las teorías poéticas e históricas de este notable ensayista del surrealismo provoca mucha perplejidad en el estudioso de su obra. (18)

     En el entreacto de la segunda estadía de Breton en Haití, ya de regreso a Europa de su exilio norteamericano, ocurre un evento singular e inesperado que nos recuerda de algún modo el caso Brauner pero en el orden de lo polìtico insurreccional: Breton es invitado por su amigo Pierre Mabille a darvarias conferencias en Port au Prince. En el transcurso de una de ellas –le surrealisme et Haiti- hace un ataque virulento les imperialismes nullemet conjures de cette fin de guerre, palabras que reproduce a la mañana siguiente el periódico La Ruche órgano de las nuevas generaciones, calificándolas de electrizantes. Lo que motiva el cierre del periódico por las autoridades haitianas. Los estudiantes, en respuesta, reaccionan al cierre declarándose en una huelga que rápidamente se convierte en huelga general, provocando al punto caída del gobierno.

     Aunque por razones de espacio elegimos referirnos a esas tres figuras centrales del surrealismo que fueron Pierre Mabille, Benjamín Péret y André Breton, su creador y animador; igual hubiéramos podido hablar de la presencia en el nuevo mundo de figuras tan importantes del surrealismo como el pintor austriaco –creador del fumage - Wolfgang Paalen (Viena 1905 – México 1959) quien de 1942 al 44 dirige la revista Dyn, que se propuso intentar integrar el arte amerindio al arte contemporáneo, así como antes los surrealistas habían intentado integrar el arte negro a su concepción del mundo mágico y maravilloso.

     Y que en 1940 organiza en México –junto con el poeta y pintor peruano César Moro –una Exposición Internacional del Surrealismo de resonancia mundial. O a Leonora Carrington (Londres 1917) escritora y pintora inglesas, ex–mujer del pintor Max Ernst, que en un texto autobiográfico –Abajo- publicado por la revista mexicana El hijo pródigo, en traducción de Moro, ha sabido contarnos de manera magistral su experiencia personal, estremecedora, del mundo de la Locura, otro de los tópicos centrales del surrealismo. Leonora Carrington viaja a México en el año 1942, para instalarse allí definitivamente, llegando a constituirse en obligado punto de referencia del medio artístico y cultural de ese país, a todo lo largo y ancho del siglo pasado. O finalmente a Antonin Artaud (Marsella 1896-Ivry 1948) figura indeleble del surrealismo heterodoxo y me atrevo a calificarlo así porque pesar de su expulsión del movimiento en 1926, Breton nunca rompió definitivamente con él e inclusive llego a molestarse visiblemente con aquellos que en repetidas ocasiones quisieron enfrentarlos. Larrea no lo menciona en El surrealismo entre viejo y nuevo mundo, porque de hacerlo hubiera comprometido seriamente sus tesis de que los poetas surrealistas en ningún momento consiguieron trascender el plano de lo puramente artístico o estético, para acceder a la vía publica es decir, a la vida misma; como propuso Gerald de Nerval. Su viaje a México en 1936, dos años entes del viaje de Breton, constituye una aventura sin precedentes en el campo del arte y la poesía del siglo XX . Una auténtica ingerencia en la vida mítica, en el sentido indicado por el Breton de los Prolegómenos a un tercer manifiesto o no. Durante su estadía en México, Artaud siempre le reprochó a los mexicanos que imitaran indiscriminadamente los valores esclerosados y decadentes de la cultura europea en lugar de volverse hacia su pasado indígena pre-colombino.

La sangre india de México conserva un antiguo secreto de raza y antes de que la raza se pierda hay que arrancarle la fuerza de ese antiguo secreto ... El México actual copia a Europa y para mi es la civilización europea la que debe arrancarle a México su secreto. La cultura racionalista de Europa ha fracasado y he venido a la tierra de México para buscar las raíces mágicas que aun es posible desentrañar del suelo indígena.(19)

     No hay duda alguna de que sus cartas, textos, poemas y relatos desde El país de los Tarahumaras constituyen el documento surrealista avant la lettre mas vibrante de los tiempos modernos, del que no puede prescindir el poeta, el escritor o el investigador que se interese en las afinidades electivas que se dieron –y se dan- entre el surrealismo y la América Latina.



NOTAS

1. Maria Meleck Vivanco y los poetas surrealistas argentinos (I) y (II). Una entrevista de Raúl Henao desde Medellín. EL DIA. Archipiélago Literario. Año XVIII- 3 Época. N. 695. Noviembre 2002. Tenerife. Islas Canarias. Los poetas surrealistas Argentinos: Maria Meleck Vivanco, revista Universidad de Antioquia Nº 281 julio- septiembre de 2005. Medellín. Colombia.

2. Del surrealismo a Mahupicchu. Juan Larrea. Editorial Joaquín mortiz. México. 1967. Pág. 17.

3. “Y como sea que tuvo usted la imprudencia de citar uno de esos sonetos compuestos en aquel estado de ensueño SUPERNATURALISTA cual dirían los alemanes, es preciso que los conozca todos.
Los encontrara al final del volumen. No son mucho más oscuros que la metafísica de Hegel o los “Memorables” de Swedenborg. Y perderían su encanto si fuesen explicados, caso de que eso fuese posible, por lo que le ruego me conceda al menos el merito de la expresión”. Gerard de Nerval, LAS QUIMERAS Y OTROS POEMAS. Visor. Madrid, 1974. Pág. 11-12.

4. Primer Manifiesto del surrealismo cit. Del surrealismo a Machipicchu. Pág. 23-24.

5. Ibíd. Notas al pie de Pág.21.

6. “¿Qué papel atribuir a la tradición iniciativa? Un papel cada vez más considerable mal que les pese a esos buenos apóstoles que se inquietan hipócritamente por mí (…) observe que no se trata apenas de saber si verdaderamente una estricta tradición escrita u oral, ha podido extenderse más o menos secretamente desde la antigüedad hasta nuestros días (Aun cuando esta se la objeción persistente del vulgo) sino de descifrar si las obras que siguen influyéndonos mantienen con esa tradición, incluso impura, relaciones apreciables o no. Creo que la cuestión está resuelta en lo que concierne a Hugo, Nerval, Baudelaire, Rimbaud, lautréamont y Jarry (y creo que no puede tardar en serlo en lo que concierne a Fourier. Por ejemplo, o Mallarmé. Creo que esto es bastante grave. Yo afirmo que el pensamiento de esos autores no hace más que reflejar, con un acierto singular, el pensamiento esotérico tal como les llegó. A menudo fragmentariamente”. Entrevista de Aimé Patri. Pág. 268-69. El Surrealismo, Puntos de vista y Manifestaciones. Barral editores. Barcelona, 1970.

7. Una apreciación muy diferente del “Luciferismo” de Bretón nos la ofrece el poeta mexicano Octavio Paz, que la veía como una búsqueda permanente de más luz, amor y libertad: “No en balde su estrella de elección fue lucifer, que es también Venus, el lucero del alba y de la tarde, el ángel libertario y la mujer”. E interpretaba, por otra parte, su postura “anticristiana” como “una afirmación de la inocencia original del hombre, contraria a la infame idea del pecado”. Andre Bretón: La Niebla y el Relámpago. Revista vuelta Nº 232. México. 1996.

8. Pierre Mabille. Egregores ou la vie des civilisations. Jean Flory. Paris. 1938.Cit. en Del surrealismo a Machupicchu. Pág. .49.

9. Pierre Mabille Sicoanalista y ensayista. Su interpretación del “Caso Brauner” -L`oeil du peintre- se publico en la revista Minotaure Nº 12-13. Paris. 1939.

10. Del surrealismo a Machupicchu. Pág. 41-42.

11. Toda actitud contemplativa – y la videncia lo es- entraña una limitación de la actividad exterior. En “Por qué se hizo Al Ciego en la Antigüedad Poeta” –LA TALLA DE UN AGATA (1903-1915) el poeta simbolista irlandés W.B. Yeats Nos dice: “en las épocas primitivas el ciego se hizo poeta, de la misma manera que en nuestras aldeas se hizo violinista, por que antes de que se limitase a cantar la vida era preciso arrancarlo de todas las actividades porque clamaba su naturaleza ”Y concluye al respecto: “cuando vuelva a ser posible escribir como en las grandes épocas, los poetas futuros reconocerán que el sacrificio suyo consistirá en rechazar lo que la ceguera o la mala fama o la cárcel negaron desde el comienzo a ciertos hombres, que perdieron así el estimulo de un rechazo deliberado”.

12. Entrevista con Charles-Henri Ford. Pág.233-34. El Surrealismo Puntos de vista y Manifestaciones.

13. La entrevista de Stefan Baciu con Péret fue realizada en Río De Janeiro en 1955, durante la segunda estadía en Brasil del poeta francés. Y publicada inicialmente en el periódico Tribuna da Impresa, para el que trabajaba por esa fecha el escrito rumano. Baciu la vuelve a publicar casi 30 años después con el titulo REENTREVISTANDO A BENJAMIN PERET, en “La Prensa Literaria, de Managua, Nicaragua en 1984 y luego en Travessia-Revista de Literatura Brasilera Nº 16/17/18 -1988-1989. En versión al español del poeta colombiano Carlos Bedoya. Como el mismo lo cuenta en su crónica “Del Taller de un Autor de Antologías de Poesía Latinoamericana” dicha entrevista lo motivaría a emprender la compilación de su famosa ANTOLOGIA DE LA POESIA SURREALISTA LATINOAMERICANA (dos ediciones en México, 1974 y Chile 1981).

14. Benjamín Peret,” El deshonor de los poetas”. Traducción al español: Eugenio Castro. Revista SALAMANDRA / COMUNICACIÓN SURREALISTA / IMAGINARIO CRITICO. Madrid. 1995. Pag.57 – 63.

15. Rafael Heliodoro Valle, “Diálogo con Andre Breton”. Universidad de México. 1938. Cit. Por Luís Mario Schneider, MEXICO Y EL SURREALISMO (1925-1950). ARTE Y LIBROS. México 1978.

16. Ibid. Pag. 155-160.”por un Arte Revolucionario Independiente” Fue Publicado Inicialmente de la PARTISAN REVIEW. Vol.14. Nº 1. invierno de 1938. Londres.

17. Stefan Baciu, SURREALISMO LATINOAMERICANO / PREGUNTAS Y RESPUESTAS Y RESPUESTAS. Cruz del sur. Ediciones Universitarias de Valparaíso. Chile 1979. Pág. 57-66.

18. Irlemar Chiampi, “Alejo Carpentier y el surrealismo”. Revista Universidad de México. 1979. Pág.2-10.

19. Cit en MEXICO Y EL SURREALISMO (1925-1950). Pág.61.


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Raúl Henao: Poeta y ensayista colombiano, nacido en Cali, 1944. Ha vivido en EE.UU. Venezuela y México. Escribe, básicamente, en periódicos y revistas que a través del mundo moderno mantienen vigente el ideario poético y libertario del surrealismo. Entre sus libros figuran: La parte del león (Monte Avila Editores, Caracas, 1978) Sol negro (Medellín, 1985) El partido del diablo / Poesía & crítica. ( Medellín, 1989) El virrey de los espejos y otras prosas poéticas (Medellín, 1996 La doble estrella /el surrealismo en iberoamérica (Ensayos. Editorial Endymión. Medellín, 2008) Haikus selectos (Fundación Zen Montaña de Silencio. Medellín, 2009)

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